Capítulo 45: ¡Ya somos tres!

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Todo parecía un sueño, excepto porque nuestros celulares no paraban de sonar, y porque estaba viendo a mis padres y a mis suegros peliarse por cargar al bebé.

Nadie lo podía creer, no entendían como es que yo oculté mi embarazo. ¿No sentiste como se movía?, ¿por qué no te creció la barriga?, ¿Cómo fue que no tuviste ningún síntoma?. Esas eran las preguntas que me hacían, y que ni yo misma sabía contestar.

Gracias al cielo, que a pesar de que no tuve ningún cuidado, Ángel se encontraba muy bien, pesó 3.700 kg y sus órganos estaban maduros para ser sietemesino.

La noticia se regó como pólvora, por lo que vi en las redes mientras mi bebé dormía, había cualquier tipo de especulación, incluso hasta que el niño era adoptado y todo esto fue un montaje.

Hacía tan sólo 24 horas que había dado a luz, la habitación del hospital estaba repleta de regalos de nuestros familiares y amigos. Después de no tener ni una camisa, pasó a tener para escoger.

Mi papá lloró al saber que mi hijo llevaba su nombre, yo sentí que era una manera de retribuirle todo lo que ha hecho por mí. La cara que puso mi hermano cuando Juan Pablo le hizo una videollamada y le mostró como yo amamantaba a Ángel fue de espanto y emoción.

<<¿Qué es lo que están viendo mis ojos?. No me digan que ese bebé es sobrino mío. Pero si Dessi no estaba embarazada... Ay coño que emoción. ¡Soy tioooo!>>

Ese fue parte del discurso de Deivis, hasta lloró por no poder estar cerca de mí, en estos momentos.

Cuando amamanté por primera vez a mi Angelito sentí un nudo de emociones en mi pecho, y cuando vi a mi marido derramar una lágrima al ver la escena, no me contuve y terminé llorando a moco suelto.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió.

-Buenas tardes a la nueva mamá- saludó la jefa de Recursos Humanos, junto al Dr. Contreras.

-Vinimos a informarte dos cosas: la primera es que afortunadamente los dos están en perfecto estado de salud y pueden irse ya mismo a casa, y la segunda es que ya se hizo todo el trámite legal para que puedas disfrutar del postparto Dessi, nos vemos en 18 semanas. Y una vez más felicidades-.

Les agradecí por la atención y la ayuda que me prestaron. Era increíble que hace dos días pedí permiso para irme a casa por cólicos mestruales y hoy me estén incapacitando porque tengo un hijo.

-Suegra ¿dónde está JuanPa?- pregunté a la Sra Inés que estaba junto a mi mamá observando al niño.

-Está haciendo unas compras Dessi, pero no te preocupes Marcos nos va a llevar- respondió sonriendome.

Cuando me puse la ropa que me trajeron de casa, me impresionó el cambio en mi cuerpo. Los senos los tengo mucho más grandes, el abdomen volvió a estar plano como cuando no tenía esos tres kilitos de más y mi cara era distinta, no se, me veía reluciente.

Sentí rabia al salir del hospital sin mi esposo, ¿Qué podía ser más importante que estar con su familia?. Aunque sola no estaba; mis padres, mis suegros y mi cuñada Juliana que no paraba de acariciar al bebé, estaban conmigo de camino a casa.

Me quedé con la boca abierta al entrar al apartamento, no parecía el mismo lugar que abandoné ayer que me fui. La sala estaba llena de cajas, regalos y muchas  cosas de bebés.

Caminé como pude a la habitación de invitados porque mi marido me llamó desde allí, todavía me sentía débil y dolorida... Me quedé sin palabras al entrar, yo sabía que tenía un hombre especial a mi lado, pero no tenía idea de que podía ser tan maravilloso.

Estaba frente a una habitación de bebé, las antiguas paredes blancas las remodeló con tonos azules, había una hermosa cuna, una mecedora, muchos osos de peluche, y gaveteros llenos de ropas, mantas, medias y cualquier cantidad de cosas que mi Angelito necesitaría.

Estaba frente a una habitación de bebé, las antiguas paredes blancas las remodeló con tonos azules, había una hermosa cuna, una mecedora, muchos osos de peluche, y gaveteros llenos de ropas, mantas, medias y cualquier cantidad de cosas que mi Ange...

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-Mi amor que hermoso te quedó. ¿pero en que momento lograste hacer todo esto?-.

- No podía permitir que mi hijo no tuviera su propia habitación, por más de que hubiese llegado de sorpresa. No lo hice solo; Paola, Eduar y Leslie que llegó esta mañana me ayudaron-.

Sonreí entre lágrimas, a pesar de no tener a todos mis seres queridos juntos, tenía a mi familia, a mi propia familia.

Me acerqué a él y lo abracé con cuidado.

- Juan Pablo gracias, gracias por hacerme creer nuevamente en el amor y por romper mi regla de oro. Procura que en la otra vida, manejes por alguna vía que yo tenga que transitar, solo que esta vez no me atropelles por favor-.

Su carcajada retumbó tanto, que nuestros padres se asomaron para ver que pasaba. Juliana apareció con mi bebé en sus brazos y con su típica efusividad dijo.

-Bueno que esperan para tomarnos la foto familiar, vamos Dessi tenemos que taparte esas ojeras, y tú mamá ponle la mejor ropa a mi sobrino-

Después de no se cuantas fotos y de pasar la tarde arreglando las cosas del bebé, por fin quedamos solos. Ahora tenía que distribuir mi tiempo según lo que Ángel hiciera, y como estaba dormido aproveché para bañarme.

Mi marido me ayudó en todo, hizo la cena, me preparó una avena para tener suficiente líquido en mi pecho y cuando salí de la ducha me estaba esperando para ayudarme a vestir, ya que no podía agacharme con facilidad.

-Este pie primero amor- dijo al ponerme la pantis.

Lo conocía tan bien que noté como evitaba detallarme el cuerpo, su mirada evitaba la mía y sabía que algo le pasaba. ¿Por Dios será que ahora no le gusto?, ¿Habré quedado tan flácida? Me pregunté para mis adentros.

Cuando me fue a poner el pantalón de dormir, no me aguanté más y lo interrogué.

-¿Se puede saber que te pasa mi amor. Por qué ni siquiera me miras. Ya no te gusto?-.

- ¿En serio me preguntas eso Dessi? ¡por Dios!, estoy evitando verte porque sabes que me enloqueces, que ahora me gustas mucho más con esos senos grandes e hinchados. Que tienes un olor que hace que pierda la razón y que sino fuera porque tienes cuatro puntos en tu vágina, ya estuviera entrando en ti-.

Asentí sin decir una palabra, porque me di cuenta que nada había cambiado, a pesar de tener un hijo. Yo también lo deseaba, me sentía cachonda solo de sentirlo cerca, de olerlo...

Rompí mi regla de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora