Capítulo 22: Devastada

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No es por ser dramática pero creo que he rebajado más de dos kilos en tres días, desde que salí del apartamento del que sabemos <<Le digo así, porque de sólo pronunciar su nombre, sufro>> y llegue a mi casa, sí mi casa en la que nací y crecí, en Venezuela. No he comido casi nada, solo he llorado y llorado acostada en mi pequeña cama.

Por más de que no quería hablar con nadie, tuve que contestarle a mamá que estaba preocupada, porque el innombrable fue a la casa a buscarme y le contó lo sucedido. Con Deivis obviamente hablé, ya que ese era capaz hasta de venirse en un globo aerostático para cuidar de mí.

Sé que no puedo seguir en pijamas llorando todo el día. Me visto con un lindo vestido azul y unas plataformas beige, voy a llegarle de sorpresa a papá en el trabajo y debo estar presentable.

-Mi niña que sorpresa, ¿qué haces aquí?- pregunta mi padre mientras me abraza frente a su escritorio.

-Hola papá vine a saludarte- respondo fijando mi vista en el piso, al sentir su mirada escrutadora sobre mí.

Resoplo... como no tengo más remedio, le cuento que tuve un inconveniente con Juan Pablo, y necesitaba distancia para pensar bien.

-Dessi las parejas tienen problemas, pero para solucionarlos hay que enfrentarlos, no salir corriendo-.

Asiento y cambio de tema preguntándole por el resto de la familia, ya que como estuve encerrada los tres días que llevo aquí, no he visto a nadie.

-Todos bien, deberías de aprovechar de pasar por donde tu tía Rossy, sabes que te adora y siempre pregunta por ti-.

Seguí el consejo de papá y vine a donde su hermana, llamo a la puerta, la abren y uno de mis primos se asoma.

-Ahh mamá, hermanos miren quien llegó- grita abrazándome.

Se hace un alboroto en la casa, todos quieren hablar al mismo tiempo, me tienen acorralada de tanta preguntadera. Mi tía Rossy es la hermana mayor de papá, según no podía tener hijos y luego de una inseminación artificial tuvo no uno, sino cinco.

Sí, aunque suene una locura, así fue, los bascktreet boys como llamamos a mis primos, nacieron un año antes que yo, por lo tanto somos muy unidos.

Paso todo el día riendo con Kevin, Keny, Kenyer, Keiner y Keiber. La verdad los extrañaba bastante, mi tía preparó unas deliciosas arepas y comí como hace días no lo hacía.

Veo la hora y son casi las 10 de la noche, el tiempo pasó tan rápido que ni lo noté. -Ya me voy es tardísimo- digo levantándome del mueble.

-Quédate Dessi, la casa es grande, aquí puedes dormir- pide mi tía. Rechazo su invitación diciendo que dejé la casa sin seguro, pero en realidad sé que al llegar la noche y tener que dormir sola, la nostalgia me invade.

Mi casa está a sólo dos cuadras de la de mi tía, camino rápido porque está comenzando a llover, busco las llaves en mi bolso y al levantar la mirada quedo en shock.

Está ahí, en la puerta de mi casa, con un bolso en las manos mojándose, tiene mal aspecto, como si tuviera días sin dormir. No sé que hacer, nos vemos fijamente y me cuesta respirar, termino de acercarme a la puerta. Cuando veo que va abrir la boca para hablar, levanto mi mano advirtiéndolo.

-No. No quiero escucharte y mucho menos verte. Lárgate de mi casa, porque no quiero saber más nada de ti-.

Abro la puerta y entro, él la empuja para que lo deje entrar, pero tal es la rabia que siento, que tengo más fuerzas de lo normal, logro cerrarla y me derrumbo llorando sobre ella.

Me despierto sobresaltada, me duele el cuerpo, no supe en que momento me quedé dormida en el piso. Sigue lloviendo a cántaros, reviso mi celular es casi la una de la madrugada. La curiosidad puede más que yo, me asomo a la ventana, y sigue agachado junto a la puerta mojándose.

Quisiera dejarlo ahí, pero mi corazón me impide que sea cruel, aunque él haya hecho pedazos el mío. Además vivo retirada de la ciudad, a estas horas no pasan taxis y la delincuencia está latente, no me perdonaría que le pase algo.

Busco ropa de Deivis, ya que su bolso está tan mojado como él, espiro hondo, abro la puerto y digo lo más sería posible;

-Pasa, puedes dormir en el cuarto de Deivis, que es ese- señalo la puerta junto a la mía- en la cama te dejé ropa para que te cambies- sigo caminando hacia mi habitación.

-Mañana cuando me levante, no te quiero ver aquí. Buenas noches-.

Su voz me detiene a mitad del pasillo.
-Entiendo lo molesta que estás preciosa, pero quieras o no me vas a escuchar-.

Me volteo para decirle unas cuantas cosas y cuando nuestros ojos conectan, pierdo la fuerza. Él me enseña las llaves en su mano y agrega -Tú decides si me escuchas ahorita o después que duermas-.

............

Literalmente no he dormido nada, el simple hecho de saber que está en la habitación de al lado no me lo permite. Son las 11 de la mañana y necesito con urgencia el baño, aunque está frente de mi habitación, sé que al salir me lo puedo encontrar.

Ya no puedo aguantar más, abro la puerta y cruzo rápidamente, hago mis necesidades, para luego ir hacia la cocina. Lo veo sentado en el sofá con la televisión encendida, no digo nada y sigo mi camino, como ya hizo café me sirvo una taza.

Siento su cuerpo detrás de mí, me tiene acorralada junto al mesón -¿Qué quieres?- pregunto sin voltear -Que me escuches- habla pegado a mi oído.

- No tengo nada que escucharte-.

-Dessi hablemos por favor, te prometo que si después de contarte todo no quieres saber de mí, me iré y está vez será para siempre-.

Resoplo empujándolo para poder caminar hacia la sala con él detrás de mí, -Muy bien, habla- digo sentándome en el sofá.

-Dessi. Primero necesito que veas esto- señala el televisor, que tiene unos imágenes pausadas.

Asiento y él le da play con el control remoto. Veo un largo pasillo a través de la pantalla, se me hace conocido el lugar <<ah claro, es el salón donde se estrenó el vídeo de Saúl>>. Se ve a Juan Pablo caminando hacia el baño, a los pocos segundos aparece Patricia, se coloca tras una columna y al salir JuanPa, ella sale de su escondite.

Lo que se aprecia a través de las cámaras es que mantienen una conversación normal, al poco tiempo aparezco caminando hacia ellos, y justo en ese momento, Patricia lo agarra por el cuello besándolo, se observa como yo corro, y Juan Pablo forcejea con ella para salir tras de mí.

Siento su mirada sobre mí, esperando a que diga algo, pero estoy confundida, claramente se ve que fue ella la que lo besó, incluso ahora puedo darme cuenta que las fotos que recibí son de ese mismo día por la ropa que tienen. Su voz interrumpe mis pensamientos;

- No había venido antes a buscarte porque estaba removiendo cielo y tierra para traerte el vídeo, sabía que tú no me dejarías hablar y no me creerías, nunca te he engañado mi amor- se acerca, agarra mi mano mientras continúa explicándome.

-Además... uno de los secuestradores por fin habló- abro los ojos - fue ella, fue Patricia la que planificó todo-.

No lo puedo creer -¿ Por qué querría hacerte daño Juan Pablo?- pregunto.

-La idea no era hacerme daño, bueno no a mí, sino a ti, sabía que tú no conseguirías el dinero y te iba a pedir que te entregaras por mí-.

-Esa mujer está loca- comento alterada - No puede seguir suelta, podría atentar contra nosotros nuevamente-.

-Tranquila mi amor, ya hay un juicio en su contra. Además, tiene orden de alejamiento hacia nosotros. Ya nadie nos podrá separar-.

-Ya estamos separados Juan Pablo- contesto con voz firme.






Rompí mi regla de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora