Capítulo 12: ¿Serán celos?

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Leo nuevamente el examen, creo que todas las respuestas están bien, se lo entrego al profesor y salgo de la clase. Hace una semana inicié el curso de nivelación, y tengo ese mismo tiempo sin ver a Juan Pablo, por más que lo llamo, le escribo, él busca la forma de esquivarme.

Entro a la sala de enfermeras, saludo a mis compañeras y me siento a almorzar, para luego iniciar mi turno. Al terminar la rica ensalada de pollo que me preparó mi mamá, veo que aún me quedan 25 minutos libres, y su nombre no deja de rondarme la cabeza. La verdad es que cada vez que lo recuerdo encima de mí, las pantis se me humedecen.

Si antes yo tenía la mente pervertida, Juan Pablo Echeverría ha hecho que sueñe y viva pensando en el sexo.

Veo el celular sobre la mesa, y las manos me pican por llamarlo, pienso, pienso y finalmente pulso el botón. Al segundo tono contestan:

-Buenas tardes señorita Vivas, le habla Doris, asistente del Sr. Echeverría, él está ocupado en que puedo servirle-.

-Hola Doris como te va, solo respondeme con un sí o un no ¿Es verdad que está ocupado?- le pregunto.

-Ehh no señorita- dice dudosa. Le agradezco y cuelgo la llamada. <<Es un imbécil, que cree que voy a rogarle, ni que yo lo hubiese obligado a cogerme. Por mí que se vaya por donde vino>>.

Llego a casa a las 9 de la noche, estoy agotada, entre las clases y el trabajo no tengo tiempo de nada. Me quito el uniforme y cuando voy a agarrar la toalla para irme a bañar se abre la pantalla de videollamada en el portátil, es un número desconocido, me acerco apurada para colgar, ya que estoy en ropa interior, pero de bruta lo que hago es contestar.

Su cara, su mirada, todo él recostado sobre un sofá me saludan
-Buenas noches Dessire-. Yo estoy más temblorosa que un sismo, lucho por taparme con la toalla, pero estoy hecha un lío, él se ríe y su risa me contagia, haciéndome olvidar que hasta hace un rato lo odiaba por dársela de importante.

-Buenas noches JuanPa, y ese milagro que me llamas- contesto lo más seria que puedo.

-Ay Dessi no sabes lo que me ha costado estar lejos de ti, sé que he sido un inmaduro al no querer hablar contigo, pero tú eres como una droga para mí-.

Lo miro levantando las cejas sin entender que quiere decir, y le pregunto -¿A qué te refieres?-.

- Bueno Dessire que aunque me haces daño y sé que no me convienes quiero tenerte cerca, estar contigo, quiero todo de ti-.

-Juan Pablo tampoco hables como si yo fuera un mal ejemplo, no es mi culpa que tú quieras una relación sentimental y yo algo más liberal, sin tantas complicaciones- le digo con sensualidad.

Su cara es de desconcierto total, que pensaba que le iba a pedir disculpas, y a decir que lo intentaramos, ni loca que estuviera para volver a confiarle mi corazón a un hombre de buenas a primeras y mucho menos extranjero. No habla más del tema, se despide dejándome con la cabeza peor que antes.

...............

Nuevamente es sábado, parece mentira que hace una semana estaba con JuanPa celebrando su cumpleaños, y hoy estoy acostada en mi cama aprovechando que trabajo en el turno de la noche. Me duele horrible la cabeza, eso es señal de que está por llegarme la indeseable menstruación.

Paso todo el día arreglando mi habitación y metida de cabeza entre las guías de esta próxima semana, aunque no puedo negar que la conversación de anoche me tiene confundida. No sé porqué coño me siento como la mala del cuento en todo esto.

Nada puede ser perfecto, que hombre sobre la faz de la tierra no quisiera tener una mujer disponible para follar, y Juan Pablo Echeverría me tiene a su disposición, y el muy estúpido quiere romanticismo y cursilerías.

Llego al hospital apurada porque habia un accidente en la vía y se me hizo tarde, odio las impuntualidades. Me topo con un caos total, ya que las otras dos enfermeras tampoco han llegado, me cambio rápidamente y empiezo a suministrar los medicamentos pendientes a los pacientes.

Por fin reina la tranquilidad en la sala de emergencias, son las 5 de la mañana, y aún me quedan 2 horas para terminar mi turno. Sin nada que hacer me pongo a revisar las redes sociales.

Una foto de Juan Pablo con un grupo de "amigos y amigas" se refleja sobre mí cara, y tengo ganas de lanzar el celular por la ventana. Está en una discoteca, pasandola bien y yo aquí. <<es que no lo soporto, hombre tenía que ser>>.

Tengo rabia, mucha rabia, de que a mi no me quiere ver en pintura, pero si sale a bailar con esas plasticonas de las "amigas".

Entro a la casa dispuesta a dormir, ya que pasé la noche trabajando, pero Paola me está esperando con una sonrisa de oreja a oreja.

-A ver y esa felicidad a que se debe- le digo mientras cierro la puerta.

-Que bien me conoces prima, anoche me escapé con Damián y dije que dormí aquí contigo- contesta la descarada entre risas.

La regaño porque un día de estos me va a meter en problemas, camino hacia mi habitación y Paola me detiene con un grito.

-Ajá y tú no piensas contarme que te tiene con ese humor de perros-.

- Bueno que te puedo decir, primero el imbécil de Juan Pablo no quiere saber de mí, pero si sale de fiestas con sus amigas operadísimas, y para completar la indeseable de la menstruación que tenía que llegarme hace una hora, algo más-.

La carcajada de mi prima me hace molestar aún más, no entiendo que le hace gracia.

- Dessire Vivas estás celosa de Juan Pablo no lo puedes negar- replica Paola.

Pego un grito que hasta mi mamá se acerca para ver de que hablamos.
- No, estas loca, ¿celosa yo?. Si ese tipo no es nada mío-.

Las dos me miran riéndose y yo me voy a mi habitación sin hacerles caso. Me acuesto, pero como cosa rara no puedo dormir, lo que dijo Paola no se me sale de la cabeza, y me aterra que sea verdad que lo que estoy sintiendo sean celos. Definitivamente lo mejor es alejarme por completo de ese hombre.

Rompí mi regla de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora