Capítulo 21: Golpe al corazón dos

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Un mes se dice rápido, pero en realidad han sido 30 largos días llenos de amor, felicidad y sexo... sí, supongo que así son todas las parejas al comienzo de vivir juntos. Juan Pablo es el hombre que todas desearíamos tener; guapo, atento, detallista y muy fogoso, cosa que me agrada, porque desde que lo conocí, ando más caliente de lo normal.

Básicamente hacemos todo juntos, en las mañanas mientras uno prepara el café, el otro hace el desayuno. Me lleva hasta el hospital y luego se va al gimnasio, para después ir al estudio. Yo en cambio después de mi trabajo y mis clases, voy al gym. Él quería que hiciéramos hasta los ejercicios juntos, pero siguiendo los consejos de mi madre, preferí que cada uno tenga su espacio.

En este mes también he salido un par de veces con Paola y Katty, a esas noches de chicas donde tomamos y reímos hasta más no poder. JuanPa al principio no le agradó la idea, pero entendió que debemos tener vidas en paralelo a nuestra relación.

Desde que admití que lo amo, le encanta que se lo diga, y la verdad ya no me da miedo gritarlo a los cuatro vientos. Sale del baño con la toalla en la cintura y le pido que me ayude a subir el cierre de mi vestido, se coloca detrás de mí, y en vez de hacer lo que le pido mete su mano hasta tocar mis nalgas haciéndome pegar un brinco.

-Deja... ahora no Juan Pablo- digo abriendo los ojos y aguantando la risa. -No puedo llegar tarde a la exposición del proyecto-.

Me ve con cara de niño bueno y resopla -Esta bien, te dejo quieta sólo porque es el final del dichoso curso. pero esta noche no te me escapas- comenta mordiendo mis labios.

Estaciona la camioneta frente al hospital, lo beso y cuando voy a bajarme me detiene tomando mi mano.

-Preciosa se me había olvidado decirte, hoy saldré con los chicos a tomarnos unos tragos- asiento dudosa, dirán que soy egoísta, pero no quiero que salgan a beber a esos sitios donde hay tantas mujeres sueltas.

-Esta bien mi amor, diviértete y portate bien- digo señalandolo, él sonríe alzando ambas manos -Como diga la señora-.

Camino hacia la sala donde tengo la presentación para dar por terminado el curso de nivelación, estiro mi vestido, peino mis rizos hacia un lado y entro dispuesta a dejar el nombre de mi país en alto.

Todo salió como lo tenía previsto, ya oficialmente puedo ejercer mi profesión en cualquier centro médico de este país, y he sumado una especialización más a mi carrera.

El día pasa volando, llego al gimnasio, me cambio y empiezo mi rutina del día, Joshua es un encanto, me exige tanto, que cada día veo mejores resultados en mi cuerpo.

Afortunadamente no me he encontrado más a Patricia, al parecer viene en las mañanas. Por eso Juan Pablo va a otro gimnasio, para evitarla. Aunque ya debe de estar enterada que vivimos juntos, porque la noticia se regó como pólvora en los medios.

Llego al apartamento agotada, me vine caminando desde el gym para hacer tiempo, ya que mi querido novio no está en casa, no me había dado cuenta que este lugar es tan grande, será porque nunca había estado sola aquí.

Efectivamente redecoramos el apartamento, entre los dos lo pintamos, y yo añadí mi toque original, como era de esperarse Juan Pablo me sorprendió al comprar casi todo nuevo, solo de verlo parece otro lugar.

Me preparo una ensalada mientras bailo al ritmo de la música de Saúl, mi celular suena y al ver su nombre en la pantalla sonrío.

-Hola amor ¿cómo vas?- saludo enamorada.

-Extrañándote preciosa- escucho como sus amigos lo abuchean.
-Estos envidiosos no me dejan hablar, nos vemos luego mi amor-.

Hasta yo lo estoy extrañando, pero ya era hora que él saliera a hacer cosas de hombres, no quiero aburrirlo de tanto estar conmigo. El timbre me saca de mis pensamientos, camino hacia la puerta extrañada porque desde que vivo aquí solo he recibido dos visitas de mi mamá y dudo que venga a estas horas. <<será para JuanPa, esta es su casa>> me recalca mi subconsciente, que estaba callada desde hace un tiempo.

Abro la puerta y no hay nadie, bajo la mirada y hay un sobre cerca de mis pies, no lo agarro sino que lo pateo para meterlo a la casa, después del secuestro de Juan Pablo quedé paranoica. <<No vaya a ser una bomba>>.

Como no estalló, ni nada por el estilo, decido levantarlo. Veo mi nombre en grande escrito con bolígrafo rojo, junto a un mensaje que reza "Nada es perfecto y todo llega a su final".

Vierto su contenido sobre la mesa del comedor, y las lágrimas empiezan a mojar las fotos que tengo frente a mí. Hay 8 para ser exactos, en todas y cada una de ellas; Juan Pablo y Patricia salen besándose con descaro.

El dolor que siento en mi pecho es tan grande que no le encuentro comparación, ni siquiera cuando encontré a Antony follando en su oficina sentí algo así, lloro mientras lanzo las fotos al piso.

Deivis siempre aseguraba que yo podía ser buena actriz, porque según él tengo una capacidad para llorar rápido, pero que hago si me duele y me siento traicionada, devastada...

Veo el reloj, son casi las 10 de la noche, tengo que salir de aquí antes de que regrese y logre convencerme, porque esta vez no se lo voy a perdonar.

Preparo mi maleta en tiempo récord, estoy tan afectada que no logro pensar con claridad, no sé a donde irme, donde meterme para que no me encuentre. <<algo se me ocurrirá >>.

Me coloco los primeros jeans que encuentro, un suéter y unos zapatos de deporte, agarro mi maleta, salgo a la calle y paro un taxi, subo sin mirar atrás y solo ahí, me permito llorar como quería.

Porque ya todo terminó...

Rompí mi regla de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora