32. El precio de ser los hijos primogénitos

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Kara continuaba con su jornada laboral en la floristería en el mercado de pulgas en Central Park.

Desde que el joven Luthor se presentó con su nombre ella no volvió a verlo por varios días, quizás por eso presintió que la cantidad de dinero que recibió de la propina del arreglo floral era lo suficiente como para pasar varios días sin "esperar" al joven que se le acercase cuando estuviera cantando por dinero en el parque.

Siendo un día de esos en los que comienzan a verse cambios en las plantas y árboles del parque, ya poco a poco comenzaba la temporada de otoño y Kara ahora debía dejar de vender flores y más que todo debía surtirse de plantas y semillas propias del cambio de estación, algo que los encargados de la floristería le facilitaron.

Mientras tanto, en la zona del Times Square un elegante y joven multimillonario Lex Luthor comenzaba otra jornada más de su trabajo en su amplia y moderna oficina.
Venía de pasar una noche de juerga con varios amigos pero él tenía esa habilidad de verse y sentirse lúcido, como si no le afectase una noche de fiesta, mujeres y bebidas.

- Buenos días señor Luthor.

- Buenos días Frenchi. - así se llamaba su secretaria personal.

- Bien, ¿qué tienes para mi este día?

- Señor, su agenda para este día se compone de esta manera.
A las 10 de la mañana tiene reunión con los accionistas de Poliesement Enterprises para la negociación de la compra de nuevos terrenos embargados por el estado.
A la 1 en punto tiene el almuerzo con los abogados del Jeque Shaquiri para la importación de una comitiva de joyas y rubíes en el restaurante del Hotel Plaza y con uso exclusivo de la mesa Presidencial con servicio de seguridad extra.
Y a las 3 de la tarde su jornada laboral culmina con la revisión de las cuentas activas de la compañía de su madre.

- Bien, quiero que ordenen que en el Plaza mi automóvil esté dentro de el estacionamiento bajo techo y no quede el vehículo en la calle como la última vez. También debo preguntar si ya usted me hizo el favor de cancelar la cena con Bárbara Petrungato.

- Lo hice señor, pero la joven es muy insistente.

- Entonces, eso es todo Frenchi. Ya no me agendes nada extra de aquí hasta el próximo miércoles, es decir a 7 días más adelante.
Saldré de viaje al estado de California por asuntos de negocios, esta vez de comprar entretenimiento para la fiesta de cumpleaños de mi hermana Lena.

- En cuanto a eso, la señorita Luthor se encuentra próxima a pasar a su oficina. Llamó hace 10 minutos.

- Por favor no vaya a pasarme telegramas ni visitas en lo que mi hermana esté aquí.

- Será lo que usted diga señor.

Pasados los 10 minutos en punto, Lena entraba a la oficina de su hermano Lex y éste la recibía con mucha felicidad.

Lena y su madre Lillian acababan de retornar a América después de que la joven heredera fuera presentada ante los monarcas de Inglaterra, una oportunidad única para una joven como ella en la crítica situación económica del país y de la que muchas otras jóvenes con las cualidades de Lena ahora viéndose arruinados sus linajes bien potentados ahora ya no eran elegibles para una ceremonia tan prestigiosa como a la que Lena pudo asistir.

- ¡Hermana!

- ¡Hermano!
Se abrazaron tras apenas verse.

- Toma asiento, qué gusto verte, ¿deseas algo de beber?

La Heredera Y La Cantante LIBRO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora