36. La nueva estrella

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- No me cierres la puerta Danvers.
No se te ocurra hacerlo.

- No señor Lex, váyase a su casa por favor.

- Señor, deje de seguir insistiendo y haría bien si esperara en el coche o siéntese en aquella silla que yo hablaré con la señorita con más calma. - intervino Donnagon en un momento de tensión cuando el estrés y el alcohol alcanzaron un punto en que la señorita estaba muy asustada con la presencia de los señores; fue tanto el susto, como para correr hacia su habitación y encerrarse mientras Lex exclamaba efusiva mente el apellido de la niña.

- Entonces, habla con ella.
Esperaré aquí.

Donnagon entró a la habitación, encontrándose con Kara encogida en una esquina, ante un sujeto por completo desconocido pero en lugar de sentir pavor, notó que éste a diferencia de Lex, estaba más consciente de que había que mediar la tensión generada en ese momento.
Donnagon trató de calmar a la joven siendo el hombro para llorar, pasaron pocos minutos para que ella pudiera controlarse.

- En nombre mío y de mi señor le pido disculpas por el escándalo que ha venido a perturbar su tranquilidad señorita.

- Es usted muy amable señor.

- Gracias pero ahora tiene que escuchar bien lo que está pasando.
Como se lo dije hace poco, el amo Lex solicita de su ayuda para el evento que justo en este momento se está llevando a cabo.
Por lo que sabemos, la cantante que habían contratado les canceló o quien sabe qué cosa habrá ocurrido como para estropear el programa y todo lo que sé de usted es que puede cantar.

- Si, lo sé. - Kara continuaba sollozando, pero Donnagon la trataba con tacto y la situación ya tomaba más calma. - el señor Lex sabe cuál es mi mayor sueño en la vida y sé muy bien lo que está ocurriendo en Manhattan, lo comentan los vecinos del barrio, lo leía en el periódico.
Pero, ¿porqué yo?

- No sabría responderle señorita.
No sabría responderle con algo con lo que pueda cuestionar de mi señor.
Yo sólo sigo ordenes sin cuestionar y aunque en este momento estoy violando mi protocolo; pero en vista de como se estaba poniendo esta situación decidí intervenir.

Después de eso, Kara se quedó un momento callada, como pensando si esperar a que el señor Lex estuviera más calmado y encarar la situación.
Algo debía de hacer, especialmente porque alguno de los vecinos podría ir con el chisme a la señora Carole y no se vería nada bueno que una niña como ella tuviera a dos hombres causando alboroto en la pequeña casa que apenas si puede pagar el alquiler semanal.

- De verdad señor, digame que no está bromeando con una cosa así de importante, por favor. - decía sollozando de rodillas ante la figura del chófer.

- No, no, no por favor señorita, no es necesario exagerar.

Él al agacharse, no importando de quien se tratara en ese mismo instante pero Kara sentía tanta impotencia que estaba llorando con mucho sentimiento en los brazos del sujeto.
Donnagon en ese momento se sentía como un padre consejero, el que la niña necesitaba en una situación tan confusa como ésta.
Se necesitaba de alguien que le dijera todo estará bien y sin proponérselo, el empleado de más confianza del señor Lex había tomado ese rol sabiendo de que se necesitaría de la ayuda de la cantante en el evento de la familia Luthor.

Para Kara, la sola idea de estar presente en un evento del hombre más importante de la ciudad era un sueño difícil de visualizar.
Del señor Lex ya conocía un poco de su capacidad, como si se sirviera la cena más deliciosa en una charola de plata así se comparaba la proposición del magnate, y era una cosa al 100% verdadera.

La Heredera Y La Cantante LIBRO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora