+Capitulo 1+

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Cómo la mudanza era una semana después, nos mudamos un domingo para que además conociéramos a los integrantes de la familia del señor Frederick Ferau-Dumont -el nombrado amigo de papá-para que supiéramos para quienes íbamos a trabajar.

Todo el camino hacía el hogar de esta familia y lo que sería el lugar donde nos quedaremos,  me la pasaba pensando e intentando imaginar como serán mis jóvenes jefes.

Me quedé dormida.

—Anastasia...—era la voz de mi madre.—Anastasia, hemos llegado y por dios santo límpiate la baba de la boca.

Me estiré y limpié rápidamente para lograr ver por la ventana la casa que he intentado imaginar todo el rato y por los dioses...¡es enorme!
Estábamos detrás de unas grandes rejas que parecían de oro con letras grandes grabados en ella "FD" es obvio el significado de estas.

Al abrirse me dejaron ver con más detalle la mansión que tenía ante mis ojos. En verdad era hermosa parecía un castillo. Desperté de mi trance  y atrás se podía ver un hermoso jardín de todo tipo de flores que rodeaba lo que parecía un redondel que era un estacionamiento pues veía todo tipo de autos allí, muchos autos y una piscina de podía ver al fondo.

Al estacionarnos y bajarnos del auto nos recibió el que definitivamente debe ser el señor Frederick, por su estampa es obvio. Sinceramente me lo imaginaba diferente, cómo alguien viejo y amargado con delirios de grandeza pero no era así, más bien era un señor amable y dulce -muy guapo también, solo digo-

—Oh, Pierre, al fin llegaste.— El señor Frederick le tendió su mano a mi padre y se saludaron como si fueran hermanos perdidos. Lo llamó por su apellido de soltero. Debieron ser en verdad muy cercanos. —que hermosa familia. ¿Ella es tu hija?

—Si, mi hermosa hija. Preséntate, Tasi.

—Mucho gusto, Señor. Soy Anastasia Feraud.—le ofrecí mi mano para estrechar pero no lo hizo.

—Oh, que tierna eres, mi niña.—tomo mi mano y la beso como un total caballero.—siempre quise una hija. ¿Qué edad tienes?

Muy apenada por su educado gesto le respondí.—17, señor.—en verdad se nota que somos de mundos distintos.

—La edad de un par de mis hijos. Se llevarán muy bien.—uhh, eso si me interesa, Freddy.—ya deben conocerlos.

Después de que el Frederick conociera  y halagara un poco a mamá entramos a la mansión, ya dentro nos presento a su esposa, la señora Ferau-Dumont.
Es muy bella, con largos cabellos negros, piel blanca y una figura hermosa. Me dio un abrazo enorme y olía muy bien.
En verdad parecen muy amables....pero se acerca la parte buena, el momento en el que van a presentar a las personas por la que he estado curiosa todo el rato y
cuando digo curiosa me refiero a que me he preguntado si sacaron el físico del señor Frederick.

Aún que, a pesar de todo, esto no está tan mal a como me lo imaginaba además siquiera debo o tengo porque quejarme debo estar y estaré muy agradecida aunque la situación me incomode un poco.

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Nos adentramos a la mansión y el interior es igual de hermoso que el exterior. Estaba fascinada y asombrada pues nunca había visto nada igual.

—Que hermoso...—pensé en voz alta.

—Muchas gracia linda.—la señora Bella me había escuchado y con una sonrisa agradeció el halago hacia su casa. Le devolví la sonrisa un poco nerviosa.

Mis padres estaban igual que yo, detallando lo hermosa que es esta casa.

Llegamos a lo que parecía ser la sala de estar.—Por favor, tomen asiento. Les presentaré a mis hijos.

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