[Capitulo 8]

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Bien, si Leou fingía inocencia e indiferencia con respecto a lo que estaba intentando hacer ambos podiamos jugar.

Leou seguía acariciando mi muslo subiendo poco a poco. Su caricia suave enviando sensaciones a todo mi cuerpo.

Luego, algo que obviamente no me esperaba, Teou puso su mano en mi otro muslo sobresaltandome. Los mire a ambos y si los veias pensabas que eran ángeles enviados por Dios y más por aquellos rostros que Santa Belleza les concedió asi que al igual que ellos, presté atención a la clase fingiendo que sus manos no estaban allí.

Ambos estaban acariciando y a la misma vez.

Se sentia bien, como subian y bajaban las caricias, a veces lentas, a veces rapidas, las cosquillas que estaban llegando a lugares no deseados en estos momentos pero no podia caer.

—Creo que hay unos mosquitos molestando por allí.—Dije como si sus caricias no me hicieran sentir absolutamente nada y riendo de lado.

—¿mosquitos?—Dijeron ambos en tono ofendido captando la indirecta.

—Si, son molestos.—Continué mirando hacia la profesora Baviun y su clase de Historia mientras tomaba apuntes.

—Ya veo.—respondieron.

Saben, háganme el favor de nunca imitarme, de no provocar al fuego si ni siquiera sabes apagarlo...Al menos que valga la pena quemarse, claro.

Solo después de soltar mi comentario, las caricias de los gemelos se aceleraron subiendo mucho más y cuando menos me lo esperaba sentí una mano en mi entrepierna.

Salté de la impresión y me mordí el labio inferior para no soltar un grito de sorpresa en plena clase.

Creo que esto que está pasando
no le gustaría a madre...

Con más razón continuarás. Vamos.

—¿Qué creen que hacen?—susurré.

—Aprendiendo Historia mientras practico
Anatomía.—Me respondio Teou mientras me guiñaba el ojo.

—¿Teou tímido donde quedó?—Dije en tono angelical.

Teou arqueo una ceja.

—Oh, creeme si no fuera por mis hormonas y adrenalina totalmente disparadas gracias a ti, ni siquiera te miraría a los ojos, y puede que nosotros hayamos sacado el tuyo...—Se acercó a mi oído y susurrando con esa endemoniada voz que tenían estos dos, que te hacia morder los labios con solo sentir su suspiro.—Pero tú, Cerezita, hiciste algo que no esta bien.—Continuó cambiando a un tono infantil—Dejarnos así de duros, a punto de venirnos, obligandonos a masturbarnos aquí mientras pensabamos en ti, en como movias tus rodillas sobre nosotros, en tus manos...—Soltó un largo suspiro haciendome sentir su respiración llegar hasta mi cuello.

Mierda, no pense que las palabras podían causar tanto.

Ya sacaste el lado pervertido del "Inocente" Teou. Estupendo, Anastasia, sabes que los callados son los peores.

A este paso vas a terminar el el cuarto de alguno de ellos con las piernas abiertas y desvirgada.—Me regañaba mi propia mente.

Pero es lo que quieres.

...pues si.

La mano de Teou comenzó a moverse en circulo sobre mis labios externos por encima de la tela de la faldapantalón.

Anastasia, mira el lado bueno, es faldapantalón no se le hara tan fácil.

Carajo.

El pantalón que estaba por debajo de la falda era muy holgada, causando que la mano de Teou pudiera hacerla a un lado tocandome ahora por la delgada tela de mi braga.

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