"Capitulo 17"

3K 249 99
                                    

El...abrió sus labios y...

—Se te consume el agua.—soltó.

Idiota

Me levanto inmediatamente a terminar de preparar el té y servírselo. Se lo coloco frente a él.

—Tómalo, dormirás bien.

—Gracias.

—No hay de qué.

Se levanta de su asiento y rápidamente coloca su mano en la parte de atrás de mi cabeza y une sus labios con los míos sorprendiéndome.

Ahh...extrañaba esta sensación. Con razón a muchos les gusta practicar como hacer bebés.

Sin embargo, el quería un beso rápido.

Yo no.

Colocó mi mano en su nuca para atraerlo más a mi y hacer mucho más profundo el beso, chupe y mordí sus rosados labios hasta dejarlos rojos, toqué su lengua con la mía a lo que respondió con un suspiro ahogado en mi boca, poco a poco el dominio del asunto lo tomé yo y en algún momento el quedo sentado y yo levantada con una posición que sinceramente me excitó más de lo que debería.

El debajo de mi con su rostro cerca de mis senos

Cuando su mano promete ir más allá con mucha dificultad me alejo de él con la respiración agitada.

—Buenas noches, muñeco.—y me pierdo en la parte trasera de la cocina especial para las mucamas escapando de ese supuesto sentimiento oscuro llamado lujuria.

^•^•^•^•^•^

Odio las mañanas, joder.

Abro los ojos por el toque de la puerta de mi madre levantándome.

—¡Anastasia!, no vayas a llegar tarde.

Me levanto a duras penas mientras reflexiono con respecto a la extraña relación que estoy desarrollando con los jefes de esta casa, tan extraña que me hace preguntarme ¿cómo terminé así?

No es como si te viera quejándote en los labios de ellos eh.

Esa no soy yo, eres tú.

Pero yo soy tu.

...jodete.

Ya quisiera.

Luego de bañarme, desnuda me veo al espejo como todas las mañanas, intentando ver con amor el reflejo qué hay ahí y repaso como siempre todo lo que odio.

Cabello...espinillas...pechos...barriga...muslos...piernas...

Y mostrando mi dedo del medio a mi reflejo, termino de vestirme y me encamino a un día más.

^•^•^•^•^•^•^

—¡Primorrrr!—ronronea Ivo y digo ronronear porque literalmente dijo el final como un gato.

—Buenos días.

—¿Solo eso me dirás?

—Ehh, buenos días...¿cariño?

—Mejor.—y así con su típica sonrisa coqueta me dirige a la limusina después de desayunar.—¿tienes ganas de salir hoy?.—me susurra en camino al colegio.

—¿Salir? ¿Adónde?

—Sorpresa.

—Hmmm, está bien. Si me compras chocolate.

—Lo que ordenes con tal de que me acompañes.

Paso el día como cualquier otro día de escuela. Los profesores nos mantienen ocupados para estar preparados para aquellas semanas tan renombradas así que la idea de salir con Ivo me pareció aún más interesante...

Ivo

A veces olvido porque escogí medicina...aunque heredar la gran cantidad de hospitales de mi padre no suena mal.

Ivo, recuerda. Estudiar medicina. Tener dinero. Gastar el innecesario exceso de dinero de tu padre en abrir cientos de clínicas que atiendan a animales de la calle gratuitamente. Esa es tu meta.

Repitiéndome eso en mi cabeza logro prestar más atención al profesor que habla sobre la importancia del equilibrio entre doctores y enfermeras.

Definitivamente ni loco le diría a alguien lo que me incentiva a estudiar, que vergüenza...

Pero lo primero que a mi cabeza se le viene a la mente es Anastasia, no sé por qué pero siento que a ella si se lo diría, incluso creo poder suponer que tipo de cosa diría. Sin duda algo como: "Oh, dioses. Es perfecto, Cariño. Me ofrezco como voluntaria desde ya para tus clínicas." Mientas me guiña un ojo coquetamente.

Una risa tonta sale de mi, y me pego internamente porque si alguien me viera pareciera que estuviera enamorado pero yo no me enamoraría de alguien como ella, así que me calmo.

Anastasia Feraud...lleva tan poco tiempo en casa pero admito tenerle cierto cariño creo que es porque me hace reír. Como cuando la veo peleando con sus compañeras de trabajo y se le inflan sus regordetas mejillas del enojo, cuando baja las escaleras y sus gordos muslos se mueven al compás de sus cortos pasitos, cuando se queja de que el uniforme es pequeño para su gruesa contextura...

Me hace recordar el primer día y nuestro encuentro en el baño, admito que desde ese momento sabía que ella no es una chica usual, sus ojos nunca dudaron en seguirme el juego con total diversión y sin rastro de timidez y noches después ella...

Detengo mis pensamientos cuando siento algo crecer en mi pantalón.

Que mierda, Ivo.

Vale, admito que le tengo ganas por alguna razón que no entiendo porque no se asemeja en nada a mis gustos en mujeres. Está a miles de kilómetros, de hecho. Supongo que mi segunda cabeza piensa por ella misma.

¿Debería hacerle caso?...

En ese momento suena el timbre.

Uh, cierto. Mi cita con la reina de Roma.

Con eso en mente sonrío para mi mismo mientras me encamino a los salones de último año.









¿Les gustaría más capítulos desde el punto de vista de los chicos?
Siento que de esa forma los entenderán mejor.








"Por favor, guarda tu mentirosa lengua por una vez. He soltado tantas lágrimas por ti y siquiera te das cuenta. Solo sigues usando de alfombra a eso que alguna vez llamé mi corazón."

✨👻

Interesante cambio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora