-Capitulo 9-

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El viaje en la limusina de regreso es muy distinto al de ida. Todos estábamos charlando sobre cosas sin importancia, hasta que recordé los exámenes que tenían hoy.

—Oigan. ¿Cómo les fue en sus exámenes?—pregunté. Y una vez más hicieron esas caras de sorprendidos.—¿qué? ¿Les fue mal?

—No, no. Es solo que...te acordaste.—esto último lo dijo Ivo muy bajito casi ininteligible pero algo de lo que yo sé es sobre susurros y si no entendí mal, escuché que dijo eso.

—Claro. Ahora cuenten.—me acomodé viéndolos directamente.—empieza...tú.—señalé a Calvin.

—E-Eh, bueno. Yo estudio Gestión de empresas.—tiene sentido, es heredero.—en mi examen me fue bastante bien, me siento seguro...—parecía un niño nervioso ¿por qué?

—Perfecto entonces. ¿Me dices cuando te entreguen la nota?

—Claro. —afirmó sonriendo dejándome ver una vez más esos hermosos hoyuelos que tiene.

—Bien. Tú.—señalé a Ivo.

—Bueno, yo estudio Ciencias Veterinarias.—eso no me lo esperaba.—y tengo la seguridad de decir que ganaré un 100.—siempre seguro. Aplaudí.

—Que bueno. Me avisas cuando lo rectifiques.—me eché a reír.

—Si, señorita.

—Sempai.—dramáticamente señalé a Adrien.

—Pues...yo estudio medicina.—Ohh.—y...no sé cómo me fue.—dijo un poco cabizbajo.

—¿Por qué?¿se te complicó una parte? Oh, ya sé. No lograste estudiar bien esa parte.—de la nada se estaba riendo a carcajadas.

Yo infle los cachetes con molestia. Yo preocupándome y él jugando con eso.

—No te pongas así. Era una broma.—decía riéndose.

—Ya olvídalo. Estoy harta de que se burlen de mi por hoy.—tome la cabeza del dormido Fred y la abrace acomodándome para ver por la ventana e ignorarlos por el resto del camino.

—Oye...no me ignores.

—Eres un idiota.—espetó Calvin.

—P-Pero...

—Ímbecil.—insulto Ivo.

—Basta...—Adrien empezó a llorar de mentira.—además, cómo que "por hoy". ¿Quién se burló de ti?—los gemelos y yo nos vimos a la misma vez.

—Nadie...—cerré los ojos fingiendo que tenía sueño.

—Ehh, eso no parece muy convincente, primor.—obviaré a la persona que me dijo eso.

—Oigan. No sean metiches. Mejor háblenme sobre los rumores que escuché sobre ustedes hoy.—sonreí maquiavélicamente. Hoy no hablé con nadie más que con Leou y Teou, obvio no logré escuchar nada.

—¿A-Ah? ¿Q-Qué rumores?—espera ¿QUÉ?. Si los había. La temblorosa voz de Adrien lo decía todo.

Todos sus hermanos comenzaron a reírse de él.—hermanito, tranquilo. No disimules tanto.—al final terminaron todos molestándose y permitiéndome apreciar lo mucho que tenía en común con ellos.

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Al llegar a la mansión, todos entramos bromeando, me sentía muy alegre, y no por el hecho de que estos chicos parecian Dioses y estar rodeada por ellos, si no por como me sentía.....hace tiempo no me sentía tan....tan....bien.

Creo que nunca les he hablado de esto, pero mi familia es muy complicada, pero no me quejo, tengo comida y un techo sobre mi cabeza, hay niños que darían lo que fuera por tener eso, no tengo porque quejarme de mi vida.

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