,Capitulo 20,

3K 254 75
                                    

IVO

Nuestro recorrido por el acuario terminó después de un par de horas y delante de mi iba una Anastasia al borde de que las cosas que le he comprado se le cayeran. Ha puesto una cara que dejó a flor de piel lo mucho que le encantaron los pequeños muñecos de animales marinos que no me he resistido a comprarle todos lo que quisiera.

A quién engaño, si ella quiere le compraría el acuario entero.

Me he divertido tanto que mis mejillas duelen de reírse, solo con recordar el intento de Anastasia por imitar a un pez me rio como un idiota.

—Tasi, ¿necesitas ayuda, primor? —le pregunto por cuarta vez.

—No, está bien. Solo debo llegar a tu auto.

Que mujer tan terca, dios.

Siento mi teléfono vibrar.

Es una llamada. Por favor, que no sea Margaret por millonésima vez esta semana. Su familia podrá ser muy rica pero eso no compensa sus malas actitudes y mucho menos a nosotros. Por suerte no era la susodicha, es mi ¿Papá?

—Aló.—tomo el teléfono.

Mi adorado hijo, ¿cómo has estado?

—Bastante bien, ¿y tú, padre? ¿Que tal Singapur

Oh, tiene lugares bellísimos además de sus hospitales. Sabes que siempre amo venir por acá, solo que esta vez he conocido más sitios interesantes, para la próxima vendré con tú madre.

—Perfecto. Y no es que me moleste que me llames pero no sueles hacerlo a esta hora o en días de semana. ¿Pasa algo?

—Que perspicaz, hijo mío. A mi lado tengo una bella señorita que-

—Se lo diré a madre.

—¡NO! Espera, espera. La señorita no es mi acompañante, por Dios. ¿Cómo se te ocurre? No juegues así con mi vida, hijo. Mi acompañante es para ti.

—¿Para mi?

—¡Si! Me hice muy buen amigo de alguien que es dueño de una marca automotriz que seguramente conoces, no es tan rico como nuestra familia o tú madre pero tiene una hija de tu edad y-

—Papá, sabes que quiero graduarme primero antes de que empiecen a buscar con quién casarme.—mientras hablo aguanto una risa cuando veo que a Anastasia llegando al auto se le cae un delfín y maldice al cielo, luego hace una maniobra para alcanzarlo. Es bastante flexible...

Ya sabía que dirías eso. Por eso la llevaré para mi próxima visita. En unos dos meses y medio creo....¿Ivo? ¿estás ahí?

—¿Ah?

—¿No me estabas escuchando? Que llevaré conmigo a la chica para que puedas conocerla. Sin presiones. Si no cambias de idea con respecto al matrimonio no insistiré. Lo prometo.

—No confió en tu promesa por teléfono pero de todas formas dudo que cambie de idea. Si no me gusta no la trataré bonito ya sea linda o no lo sea. Ahora estoy ocupado. Te llamaré otro día. Cuídate, papá.

Interesante cambio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora