::Capítulo 28::

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Me duele un poco el cuerpo.

Llorar siempre me hace sentir el cuerpo raro, como si estuviera débil. Pero que sienta eso no significa que lo fuera a demostrar.

Ya llegué a la cocina y estoy terminando de cortar unas últimas cosas para tener el almuerzo listo.

-Anastasia, ¿estás bien?-pregunta Roier.

-Sipi, ¿por qué preguntas?-no, no lo estoy.

-Ah, bueno. Es que demoraste en regresar después de llevarle las bebidas a los amigos raros del joven amo. Y te ves un poco hinchada, ¿en serio estás bien?

Me rio, me rio cínicamente como si hubiera escuchado el mejor chiste.-Si, en serio estoy bien. Pero casi no lo estoy. Luego te cuento ¿vale?-termino de decir como si lo que le voy a contar será algo divertido.

Con una última mirada, Roier se convence de que me pasó algo pero que ese algo no fue malo.-Vale.

Debería hacerle unas galletas a Roier, sus charlas sobre su vida amorosa y datos innecesarios pero interesantes sobre la vida de un chef mantuvieron mi cabeza (y mi corazón) ocupados hasta terminar el almuerzo. Cuando anunciamos que todo estaba listo para almorzar, mis compañeras temporales empezaron a poner la mesa.

Las invitadas vienen de una en una hasta la mesa del patio hasta que, de las damas, solo falta Bella.

-Anastasia.-hablando de la reina de Roma.-¿Podrías notificarle a Ivo que el almuerzo está listo? Y asegúrate de decirle que sus amigos no están invitados a la mesa.

Vaya, no sé la razón de su desprecio por esos chicos pero me encanta.

Me dirijo al saloncito con mi corazón resentido pero mi rostro inalterable.

Toco la puerta.-Pasa.-se escuchan risas tontas al otro lado.

Están en el mismo lugar, solo que el rubio riéndose de algo que le está mostrando el de cabello castaño y el de cabello negro está riéndose mientras le muestra algo a Ivo...pero la risa del pelirrojo es igual de falsa que la que usa con las invitadas.

O eso creía, claramente no lo conozco como creía hacerlo. Tal vez ese es su verdadero ser, ya no me importa.

-Aún no puedo creer que no te gusten los orales, hermano.-le dice el peli negro a Ivo. Ya sabía eso, pero por un momento pensé que era broma.

-Ya sabes lo que opino sobre eso...-cuando entro a la habitación me veo interrumpiendo su conversación.

-Joven amo Ivo, la ama Bella dice que el almuerzo está listo y que se asegure de llegar solo a la mesa.

La compañía pone su atención en mi con expresiones de molestia.

-Bueno, según mamá ¿qué debo hacer? ¿Echar a mis amigos?-Ivo coloca su vaso de vidrio con alcohol en la mesa.

-Eso no me corresponde a mi decidirlo, Joven amo Ivo.

-Estupendo.-voltea los ojos como si hacer esto le fastidiara enormemente.-Ya escucharon chicos, nos vemos el lunes.-se levanta.

Sus amigos y él comparten unas palabras más pero yo no estoy prestando atención pues mi cabeza está en Ivo, concentrada en sus manos que me ha tocado, en sus labios me han besado y dicho palabras tan hermosas que...solo hace que mi decepción se esté convirtiendo en ira. Todo lo que ha salido de su boca es una farsa.

Salgo del saloncito con ellos detrás. Ivo lo guía a la puerta y quedo esperando para llegar a Bella con Ivo

-Ivo, por favor, para la próxima.-el rubio dirige su vista a mi aunque él piense que no me doy cuenta.-Danos mejores vistas.-le pega en el hombro y salen todos por la puerta.

Interesante cambio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora