Bien, respira Anastasia, respi...ra.—¿Qué acabas de...?—iba a preguntar Teou pero gracias al universo Leou no lo dejo terminar.
—¿Estás bien, Anastasia?
—Si, no te preocupes.— dije saliendo de esa habitación llena de testosterona. Al salir fui corriendo a mi habitación.
— Bueno, Anastasia Patricia, es obvio que no pensaste que fuera tanto pero tienes que controlarte.—voltee a ver el reloj, 4:55 P.M. Joder, ni siquiera es de noche... y nuestros padres no han llegado.
Dios.Salí de mi habitación.
—¿En serio estas bien?—Los gemelos están afuera.—te ves muy agitada.
—¿Q-Qué...si, en serio, es normal. ¿Quieren algo de comer? ¿no tienen que estudiar?—ambas alzaron las cejas dudosos. Estoy así por ustedes imbeciles. Pensaran que exagero o algo pero imaginen esto. Estás apunto de cumplir los 18 y el mayor contacto que tuviste con chicos fue con tus familiares porque en tu colegio se burlaban de ti o simplemente jugaban contigo. No estoy acostumbrada a esto, no por nada madre esta tan alertada.
Pero nos encanta contradecir a madre ¿no es así?
A ti si.
—Hmmmm, espero no nos estés mintiendo. Bueno, si tenemos hambre y no, no tenemos que estudiar, la metodología de Grandeur es un poco distinta.—empezaron a explicar.—con gusto te enseñaremos todo, tú tranquila.
—Estaría enormemente agradecida.—Grandeur era el nombre de mi aparente nuevo colegio. Les sonreí.—vengan, les cocinaré algo.
—Uhhh, eso se escucha bien.
Bajamos juntos hasta la cocina. Tengo hambre, lo único que tengo en mi estomago es el desayuno. Decidí preparar unos espaguetis, en esta cocina se puede hacer de todo.
Cuando terminé de hacerlo me di cuenta de que hice mucho para solo 3 personas.
—Tengan, coman.—les coloque sus platos a los gemelos.
—Muchas gracias, querida.
Estos tipos....
Me serví yo mi plato recostándome un poco sobre la isla para comer pero en eso va bajando Adrien, recién levantado....otra vez.
—Oh, hola....emm...
— Anastasia Feraud, un placer señorito Adrien.
—Wow wow, tranquila, no es necesaria tanta formalidad.— Estos hermanos tienen algo con la formalidad.
—Entiendo.
—Llámame mejor...—me miró de arriba hacia abajo.—...senpai. Si, me gusta como suena, a ver dilo.
Yo sé perfectamente a lo que se refiere.
—Vale...sempai.
— Perfecto. —sonrió como un niño haciendo una travesura.—Ahora tengo HAMBRE no sé si serías tan amable de hacerle algo de alimento a este pobre chico.
—De hecho hice unos espaguetis... no sé si quie-
—Si quiero.—dijo mas rápido que la luz.
—Bien, ya te sirvo...—me miraba atento a que terminara la oración como el esperaba.
—Ajá...
—Sempai.—Le serví un plato y lo puse frente a él en la isla, donde estaba arrecostado.
—Exacto. Gracias.
—Oh, despertare hermanito. ¿Cómo estaba el inframundo?—bromeó Leou.
—Caliente. Mmmm...esto está muy bueno.—señaló mis espaguetis.
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Interesante cambio
RomanceCon la reciente pérdida del trabajo de su padre quedando al borde de la ruina, aparece un antiguo amigo de alta cuna de dicho padre que llega ofreciendo trabajo en su mansión, sin dudarlo los padres aceptan la propuesta como es completamente normal...