ºCapitulo 33º

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¿Por qué los sentimientos son algo tan complejo?

Quiero decir, es algo dentro de ti, que sale de ti pero cuesta tanto sacarlos e incluso hablar de ellos y aún más dificil, tenerlos claros.

¿Me gusta Adrien?

¿Me gustan también los gemelos?

¿Me gusta alguno de ellos?

Anastasia, ¿a quién quieres engañar?
Simplemente tienes miedo de las respuestas a todas esas preguntas.

No es eso.

Si, es eso. Le tienes miedo a lo que sientes y a expresarlo también. No es que sea tu culpa sentir miedo por eso, pero deberíamos trabajar en ello. Y algo si te digo, sentiste celos cuando Adrien mencionó a esa persona misteriosa, niégamelo.

Te lo niego.

Estás hablando contigo misma, entonces te lo estás negando.

No puedo celar a alguien que me lastimó. Lo perdoné pero no lo he celado.

Pues si, te lastimó pero ¿sabes qué creo?

¿Qué?

Que sabes perfectamente que nunca lo hubieran hecho a consciencia. Ni siquiera Ivo, no le quita lo imbécil descerebrado pero en el fondo sabemos que no quería lastimarnos.

Eso no tiene sentido alguno. Lo hicieron, me lastimaron, fin de la historia.

...mejor entremos en temas más importantes. Necesitaremos a Alfred una vez más. Quiero saber más sobre Adrien...

Mi cabeza sigue moviendo sus engranajes hasta que quedo dormida.

^•^•^•^•^•^•^•^

Me levanto asustada por una pesadilla. La misma de siempre.

Reviso la hora y son las 4:39 A.M.

Me siento muy cansada a pesar de haber dormido horas.

Me prepararé un té para dormir y tal vez encuentre algunas galletas.

Aún somnolienta bajo las escaleras hasta llegar a la cocina. Tomo una pequeña olla y pongo a hervir agua. Cuando me volteo salto del susto.

— Mierda.—me agarro el pecho.—Que puto susto, Calvin. Joder.

— Pero solo estaba sentado aquí tomando café. Tu me asustaste a mi primero.—se ríe por lo bajo con esa risa varonil característica de él que de hecho, creo que ya me hacia falta.

Cuando me calmo y enfoco su rostro...se ve muy cansado, incluso más delgado. Tiene ojeras, una barba de semanas y sus ojos me dicen que no ha dormido bien en días. Soporto las ganas de abrazarlo.

— ¿Cómo estás, muñeca?. Oh, lo siento...¿Cómo estás, Anastasia?

El distante trato con el se siente, por alguna razón, más...distante. El enojo con ellos aumenta en mi estómago, enojo por hacerme tratarlos así provocando que me sienta así. Los detesto tanto justo ahora.

— Bien ¿y tu?

— Me alegra mucho. Bien también. Bueno, te dejo para que hagas tu té tranquila, que duermas bien. Te veo mañana.

Empieza a levantarse y algo muy dentro de mi me dice que lo detenga y le pregunte qué le sucede.

O simplemente quieres hablar con el como siempre lo hacían a esta hora.

— Calvin.—Voltea rapidamente.

— ¿Qué sucede?

— ¿No quieres té?

Interesante cambio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora