The Teacher's Son [Gay + Adultos]

61. "La Broma"

61.

"La Broma"

POV Omar

Cuando fui a hablar con el padre de Diego lo hice con la intención de hacerlo reconsiderar su postura frente a las preferencias de su hijo, por desgracia, lo tomó como si mi objetivo fuera el chantajearlo por una nota alta. Al rechazar su oferta me corrió no sin antes advertirme que debía mantenerlo en secreto por nuestro bien. ¿El bien de quién? Seguramente del suyo, por lo que he logrado entender de lo que me ha contado su hijo, su mayor preocupación es su propia reputación. Pensándolo detenidamente, Diego tampoco la tendría fácil si los demás se enterasen. Personas mal intencionadas como Donato o Puchocita lo tomaría como una invitación para mortificarlo todo el tiempo. Solo por eso he decidido seguirle el juego, aunque sea de momento.

El periodo de exámenes y trabajos finales está llegando a su fin, por ende, solo queda una última semana de clases para que termine el curso, misma que es utilizada por la mayoría de alumnos para perseguir a los profesores y rogarles que suban sus notas.

Como es su costumbre, el profesor Sayas pega en el tablón de anuncios sus listas de calificaciones. Con pocas esperanzas y esperando lo peor busco mi nombre de abajo hacia arriba, supongo que me pondrá una nota baja y así obligarme a "Re entablar negociaciones".

Me sorprendo de no encontrar mi nombre debajo de la línea roja, voy subiendo lentamente la mista hasta dar con el mío, 8.5 es el promedio final que me dio en su materia. Si bien no es un sobresaliente tampoco es una reprobatoria, genial por lo menos no tendré que preocuparme de buscarlo para que corrija mi nota. Su proceder, aunque a mi favor, no hace más que confundirme; lo conozco y sé que no es tan buena persona como para separar lo personal de lo profesional, debe de haber algo más detrás de esto.

Unos cuchicheos a mi alrededor llaman mi atención. El coro de chavales que está armando el alboroto se apiñatan a unos pasos de mí, frente a una de las listas, me acerco con curiosidad para averiguar qué es lo que los tiene en ese estado de asombro. Uno de ellos les advierte a los demás sin discreción alguna al percatarse de mi presencia, es divertido verlos salir corriendo asustados como pequeños ratones. ¡Joder! La sonrisa se desvanece en cuanto me doy cuenta del motivo de tanto escándalo, si no lo estuviera viendo no lo creería, a Diego le ha puesto una nota más baja que la mía, 7.1

Pronto, la noticia corre como el aire por los pasillos, todos están sorprendidos pues en ninguna materia ha llegado a tener una nota por debajo del 9, menos todavía en la asignatura de su padre. Por tanto, se oyen diversos rumores sobre el origen de semejante acontecimiento.

Desde fuera, los demás perciben que las habladurías me resbalan pues nunca reacciono ante lo que escucho, sin embargo, eso no es del todo cierto. Sin ir más lejos, mi propia reputación se forjó en base al cotilleo:

Algunos afirman que participo en peleas callejeras clandestinas, lo cual explicaría el que de un día a otro tenga heridas en manos, brazos y, de vez en cuando moretones en el rostro, sin saber que en realidad me las hago en el taller o en los entrenamientos. Tampoco soy el bravucón que en su primer día sin piedad alguna humilló al bully de último curso, en realidad, estaba tan aterrado de lo que le podían hacer a Diego que solo quise detenerlos antes de que llegaran a él. Mujeriego y semental redomado, bueno, sí he tenido sexo con alguna que otra chica, pero definitivamente no con todas las que me atribuyen, ni mucho menos monto orgías en un bar de mala muerte en las que abundan alcohol y drogas. Hablando de ello, tampoco soy un camello, como lo sugieren algunos comentarios impertinentes y mal intencionados del profe Sayas, más de una vez algún chico desorientado me ha abordado creyendo que yo puedo surtirlo.