The Teacher's Son [Gay + Adultos]

81. "Estira y afloja"

81.

"Estira y afloja"

POV Omar

El encuentro con Diego en la fiesta de mi hermano además de ser inesperado, fue una clara señal del universo diciendo - "Deben estar juntos", así que no vuelvas a cagarla.

Temo perderlo nuevamente, por ello decido no alebrestarme o podría asustarlo. Acercarme poco a poco es lo ideal. ¿Pero cómo? Salió corriendo tan rápido que no pude sonsacarle su número y mucho menos dónde vivía.

La diosa de la fortuna me sonríe piadosamente.

Sandy, la amiga de mi hermanito va a mudarse a su casa, ni siquiera tengo que sugerirle nada cuando él mismo se ofrece voluntario para ayudarle con la mudanza. Sonsacarle a él la información será pan comido.

Por la plática que tenemos con "pastelito" y Sandy, obtengo que no tiene mucho que acaban de mudarse a su nueva casa. Un presente de buena voluntad es lo que necesito. Pensando en ello le pido al mocoso que le lleve mi sillón favorito, que además de ser cómodo, está tapizado en piel de alta calidad. Ideal como una sutil alusión de mi persona. Recuerdo bien cuanto le gustaban a Diego mis moteras de cuero.

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El viernes por la tarde soy citado por el señor Xoxpa, el cliente con el proyecto urgente, para hacerme saber si lo aprobaron o no. Al cabo de unos minutos de espera la recepcionista me indica que puedo pasar a su oficina.

-Señor Gallardo, debo decirle que su propuesta nos ha parecido simplemente brillante. –Sonrío ante la noticia, pero no tanto como al reconocer al fondo del lugar, el par de glúteos bien formados que orgulloso ostenta Diego.

Lo mejor de todo es que el Director General le ha delegado precisamente a él la responsabilidad del seguimiento y enlace conmigo. La fría serenidad al hablarme, más lo calculado de sus movimientos, me dicen cuán nervioso sigo poniéndolo.

Lo anterior queda corroborado más tarde al quedarnos a solas en el ascensor. En un arrebato de locura, casi me abalanzo sobre él. Sin embargo, soy parado en seco. "Un trato distante y profesional" es lo que me pide, no, exige.

Acedo a su petición, recordando que mi estrategia principal es irme con calma. Además, soy consciente de sus razones, es nuevo en la empresa y no quiere comprometer su profesionalismo. Es eso sin contar con que, de momento, tiene una pareja.

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Tarde se me hace para que llegue el sábado e interrogar, hasta la tortura de ser necesario, a mi pequeño hermanito y me dé la información que tanto anhelo. Tan entusiasmado está con Sandy que solo basta preguntar "¿Cómo te fue hoy?" para que soltara, como madeja de estambre corriendo cuesta abajo, todo un recuento pormenorizado de lo visto, dicho y hecho por todos. Lo malo es que también relata una escena hogareña presenciada sin querer. No cabe duda, ese tal Said y mi Diego mantienen una relación sentimental.

El confirmarlo me molesta, más no tanto como para desistir. Sí o sí voy a terminar robándoselo.

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En primera instancia nuestros encuentros son más bien escasos. Pero, con forme avanza la obra y los roces entre su gente y la mía se hacen patentes, su presencia es requerida en prácticamente todo momento. Los jefes de áreas no solo están inconformes con las incomodidades propias de nuestro trabajo, sino que también lo están con él. Veo con desagrado como pretenden hacerlo a un lado saltándose su autoridad al ir directo con su jefe, me dan ganas de ponerlos en su lugar, solo que no es necesario. Diego se impone a sí mismo, no por la fuerza, sino con determinación. Pongo mi parte al reconocerlo como "El Hombre a Cargo", no hago nada si no ha sido aprobado directamente por él.