The Teacher's Son [Gay + Adultos]

Epílogo. "La noche del cometa"

Epílogo.

"La noche del cometa"

No cabe duda de que estoy soñando, peor que eso, es una pesadilla.

Todo a mi alrededor es un caos. Personas gritando y empujándose unas contra otras, niños llorando por todos lados, guardias inútilmente tratando de contener la anarquía reinante.

Me ha costado lo suyo, pero he podido hacerme con uno de los últimos lugares disponibles. Cruzar la puerta de abordaje, será otro reto igual o quizá mayor que el anterior. Tras no pocos empujones y jaloneos, logro colarme al avión que me llevará a casa.

El viaje tampoco resulta ser tranquilo, tal parece que nadie está dispuesto a descansar. Una vez en tierra, la situación tampoco tiende a mejorar, no importa lo bien que conozca el aeropuerto, salir de la terminal y conseguir un transporte resulta ser casi imposible.

Después de miles de kilómetros de viaje y más de tres días sin dormir ni comer bien, me encuentro frente a una oscura y silenciosa construcción. Un presentimiento me advierte de lo que pueda encontrar en su interior.

En cuanto cruzo el umbral, las pocas fuerzas que me quedan van diluyéndose en cada paso que doy. Me siento echo una mierda, un zumbido constante y agudo molesta mis oídos, provocando un dolor de cabeza que no me permite ver o pensar con claridad. El andar se vuelve torpe, al igual que mis movimientos, incluso me quejo como un zombi. Masajeo mis sienes un momento para tratar de calmar mi machacado cerebro.

Sin querer, mi pie golpea algo, un quejido proveniente de aquel bulto con la forma de una persona. Poco a poco mis ojos se van acostumbrando a la oscuridad reinante, desparramados por doquier a mi alrededor, hay cuerpos de hombres, mujeres y niños. La zona cero de una catástrofe.

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POV Omar

Un ruido extraño y molesto llama mi atención, alguien está detrás de la puerta, intentando abrirla. Un estremecimiento recorre por completo mi cuerpo, con la plena certeza de que mi final está cerca. Soy el último que queda en pie, con un desastre ante mi, da igual que no haya sido el autor, seré juzgado como culpable.

Con un sordo click, la puerta se abre por fin, despacio. La luz del exterior es la primera en abrirse paso hacia el caos, con la palma de la mano extendida trato inútilmente de protegerme, pero soy cegado por ella. Tras un par de parpadeos distingo la silueta de un hombre alto cargando una voluminosa maleta.

Es el fin. Al igual que las personas que quiero, estoy muerto.

- ¿Qué significa todo esto? ¿Tú lo has hecho? –La irritada voz no hace más que anunciar mi inminente destino.

-Yo...puedo... explicarlo...

-Será mejor que empieces de una vez. –Amenaza apuntándome directamente al pecho.

Un pequeño niño de cinco años y cabellera azabache, corre hacia el recién llegado, en un vano intento por protegerme - ¡Papá Diego! ¡Feliz cumpleaños! –Exclama somnoliento abrazándolo con fuerza por la cintura.

-Gracias Íñigo. Te extrañé mucho. –Le da un tierno beso en la coronilla y le manda a regresar a dormir, junto con los demás.

Y esa es toda la ternura que de momento voy a ver de él. Una vez que se ha asegurado nuestro hijo ha vuelto a dormir, me lleva casi a rastras hasta nuestra habitación. -Será mejor que empieces con las explicaciones.

Me encanta cuando se pone de bravucón. –Antes que nada, ¡Feliz aniversario! –Le ofrezco mi mejor sonrisa al acercarme y besarle.

-Ni creas que con un beso estas perdonado. –Recrimina, aunque con menos convicción. –Aún tienes muchas cosas que explicar jovencito.