47. Helado frito

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47.

"Helado frito"

El camino que decide tomar es el panorámico, la primera vez que utilizamos este camino mantuve mi atención prácticamente solo en su espalda y su aroma. Hoy observo todo a mi alrededor con ojos distintos, como la luz de la tarde otorga al paisaje un aura mística o los árboles con sus hojas doradas cubriendo a la vez que embellecen nuestro camino, así como el susurro del viento frío en mi rostro que me hace sentir vivo y despierto. Por todo esto y más de alguna forma extraña puedo estar seguro que los sueños y fantasías no volverán ahora que se han hecho realidad.

Me aferro a su vientre con fuerza cuando acelera la moto en las curvas, no por miedo a que pierda el control sino porque de esa forma puedo sentir su respiración y su corazón agitado. Casi a mitad de camino me sorprende al reducir la velocidad hasta detenerse en un recodo del camino, nos bajamos para que guiándome a pie llegamos un claro un poco más arriba del camino.

- ¿Qué lugar es este? -Pregunto lleno de curiosidad.

-Es solo un lugar donde vengo por inspiración para mis diseños.

-Ok, ¿el que casualmente sea ideal para traer a tus chicas no tiene nada que ver?

- ¡Ja ja ja! ¿Te parece que es ideal para tener un encuentro romántico mi pequeño nerdy?

-Eso depende

- ¿De qué depende?

-De con quién se tenga ese encuentro.

- ¿Tú y yo, por ejemplo?

-Eso suena... -Me interrumpe a mitad de la frase con un beso tierno.

Sí, en definitiva, es ideal para este tipo de encuentros. Nos tumbamos sobre el pasto y continuamos besándonos y charlando tranquilamente. A pesar de que no hicimos nada más que eso ha sido la mejor media hora que hemos pasado juntos, continuamos nuestro camino para llegar por fin al gimnasio.

La rutina de ejercicios del día es amena y divertida, por fuera nos vemos como unos grandes amigos, riéndonos de boberías, jugándonos bromas y hablando de mil cosas distintas; nada fuera de lo que ya de por sí veníamos haciendo de antes, salvo por el hecho de que nuestros cuerpos se rozan con frecuencia y durante más tiempo del necesario, eso sin contar con las miradas cargadas de intención haciendo que las palabras tengan un significado diferente.

Casi nadie muestra darle importancia a lo que hacemos, salvo dos de sus amigos: Mike y Héctor que no paran de observarnos y cuchichear entre ellos, por lo poco que los conozco sé que, aunque son mucho mayores que él, se llevan bien, incluso algo pesado sin llegar a ser groseros por lo que en realidad no me preocupo, sino más bien me pone nervioso. Cosa que no le pasa desapercibida.

- ¿Sucede algo malo? Pregunta de pronto.

-No es nada, es solo que tus amigos se nos quedan viendo raro, pueden ser solo figuraciones mías, pero creo que sospechan algo. –Le confieso en voz baja.

Él solo los saluda como si nada y les manda un beso, ellos al verse descubiertos se sonrojan y siguen con lo suyo. Me impresiona como maneja la situación calmado y sin pelear. –No te preocupes por ellos, solo están jugando. Además, los conozco y sé que no se van a chivar.

Mis nervios no mejoraron mucho y es que el coach al vernos se acerca rápidamente a nosotros con cara de enojo.

- ¡Creí haberte dicho que no quería que te pararas por aquí!

-Es mi culpa coach Saúl, yo le pedí que continuara dándome lecciones. –Intervengo algo asustado por la actitud amenazante que presenta. ¿Qué habrá hecho Omar para que lo corrieran de su gimnasio? Y ¿Por qué no me lo había dicho antes?

The Teacher's Son [Gay + Adultos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora