Capítulo 09: Darien Lockwood

266 31 6
                                    

Capítulo 09: Darien Lockwood

Hay una sensación extraña al sentir la sangre, es una sensación inexplicable, difícil de describir, pero que te hace reaccionar. Nuestros sistemas se encienden en cuanto percibimos el olor fresco de sangre, en cuanto su sabor metálico y espeso se posa sobre nuestros labios.

Mi lengua lame mi labio inferior, es como un interruptor para hacerme despertar. Poco a poco mis parpados van abriéndose, hay mucha luz filtrándose por rendijas y debo cubrir mis ojos porque veo borroso. Demasiados sonidos llegan a mi cabeza, empiezo a sentir como la sangre hace efecto en mi cuerpo.

Abro los ojos por completo, es un lugar pequeño, muy iluminado y me encuentro sobre una camilla pequeña y acolchonada, recorro la estancia y quedándome estática, observando a la mujer frente a mí. Sus ojos acaramelados, me contemplan expectantes y pronto su sonrisa va ensanchándose.

— Audrey. — corre hacia mí para abrazarme, sus delgados brazos son lo suficientemente fuertes como para causarme dolor. Me encuentro un tanto confundida mientras el olor de Sabina invade mi sistema y me revuelve el estómago. — No puedo creerlo... No puedo creer que estés aquí.

— Sabina. — musito su nombre con forme voy adecuándome a la situación.

Es Sabina, es mi gran amiga de años. Esta vez soy yo quien sonríe y quien la atrae hacia si para abrazarla. Es ella, de carne y hueso. Algo que temía muy en el fondo cuando decidí dormir, era que las cosas no fueran iguales al despertar, me refiero, a que las personas a quienes consideraba importantes ya no siguieran con vida. El saber de Sabina calma un poco todas las preocupaciones de mi cabeza.

— Oh santo cielos, ha pasado tanto tiempo. No puedo creerlo. —estruja su rostro.

— Yo... — intento hablar pero los recuerdos me dan una bofetada en la cara, los últimos acontecimientos llegan como luces cegadoras, la hermosa imagen de mi amado aparece en mi mente como un gran reflector. —Darío. — musito y volteo a mirarla. — Darío está vivo, Darío está aquí.

Sabina traga saliva y se gira para no darme la cara. — Umm sobre eso...

— ¿Qué pasa? — frunzo el ceño. Ella intenta decir algo pero antes de que siquiera pronuncie una letra oigo el toque sobre la puerta, los latidos de dos corazones humanos resuenan fuertes y claros, ambas nos alejamos y yo vuelvo a mi posición anterior.

— Oh, veo que ya ha despertado. — Una mujer redonda como un globo terráqueo y el cabello de un color rubio vómito aparece frente a nosotras, lleva un traje blanco muy parecido al que usaban las enfermeras en aquellos años. — Hay un joven que ha insistido demasiado en verla, si no le molesta lo dejaré pasar.

Entrecierro los ojos porque me molesta la actitud tan desmesurada y simple con la que me habla, cualquiera que se hubiera atrevido a dirigirme la palabra ya estaría muerto. La mujer tiene un acento extraño, pero soy buena con los idiomas, en el castillo siempre recibimos condes y reyes de otros reinos, por supuesto que tuve que aprender el inglés. Ella se retira por la puerta y en su lugar alguien más entra.

Sabina ahoga un grito y yo siento que vuelvo a marearme al verlo. No sé si reír o correr a su lado, besarlo o estrujarlo entre mis brazos, pero es tan hermoso este momento que solo permanezco allí parada mientras Darío entra a la pequeña pieza.

— Hola. — Saluda.

Sus ojos parecen mucho más claros de lo que recordaba, su cabello corto le queda bien y tiene esa boca tan tentadora que hace que mis terminaciones se vuelvan más nerviosas que de costumbre.

El Despertar de AudreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora