Capítulo 18: Buenos Momentos.

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Capítulo 18: Buenos momentos

Viernes 01 de septiembre.
Audrey

Alguna vez, Darío me preguntó ¿a dónde me gustaría ir? Si tuviera un lugar especial al cual acudir ¿cuál sería?

En ese entonces tenía una respuesta, una respuesta que hasta el día de hoy no ha cambiado en nada.

Iría a cualquier lugar del mundo, siempre y cuando, él me acompañara.

Solía desear salir de Transilvania, conocer algún otro país o ver y sentir el mar. Pero desde que Darío entró a mi vida, no he imaginado ningún escenario donde él no esté presente.

Escucho el sonido de la música, es una mujer quien lo canta y tiene una voz espectacular, tan espectacular que escarapela mi cuerpo cuando su voz revienta en todo lo alto.

— ¿Cómo se llama? — señalo la radio.

— ¿Nunca habías escuchado a Adele? — niego y él me regala una pequeña sonrisa tierna. — Considero que tiene una de las mejores voces de todo el reino unido.

— Es fascinante.

— Lo es.

— ... Rolling in the deep... You had my heart inside of your hand you're gonna wish you never had met me. And you played it to the beat... — canto lo que recuerdo de la canción y luego tarareo mientras mis dedos se mueven sobre mis muslos. Miro a Darien quien se ha detenido frente a un semáforo rojo. Río un tanto avergonzada cuando sus ojos se agrandan al verme.

— ¿Hay algo más que deba saber de ti? Además de ser una mujer con una voz maravillosa.

— Exagerado.

— Si yo te parezco exagerado es porque no te has escuchado cantar. Escúchame a mí ...Baby I have no story to be told...But I've heard one on you and I'm gonna make your head burn... — suelto una gran carcajada mientras él sigue gritando o invocando a algún demonio, no sé si lo hace al propósito, pero no puedo dejar de reír. — ¿Ahora notas la diferencia entre tu voz y la mía?

— Definitivamente eres un buen futbolista. — muerdo mi labio inferior y él sostiene su pecho dramáticamente.

— Auch, eso dolió mucho. — seguimos en marcha. — Pero sí, el deporte es lo mío y también los chistes. — ladeo la cabeza acomodándome para prestarle más atención. — ¿Cuál es el colmo de un enano? — siento que el corazón me da un brinco, porque, aunque él no lo sepa y parezca estar tan ajeno a su pasado, este que se encuentra frente a mi es Darío, mi bello amante.

— Oh vamos, apuesto a que eres malísimo.

— El colmo de un enano es que la policía lo detenga y le diga ¡alto! — frunce la frente. Muerdo mis mejillas internas y volvemos a. Parar en otro semáforo. — ¿no te pareció gracioso? Está bien. Este si... ¿Cuál es el colmo de un ciego?

Presiono mi labios y niego.

—Enamorarse a primera vista. — suelta con voz interesante. Río, esta vez no puedo evitar reír, no por su mal chiste sino por su carita esperanzadora. — Sabia que te reirías.

— Me toca.

— ¿También haces buenos chistes ?

— ¿Cual es colmo de un vampiro? — enarco una ceja. Darien analiza mis palabras con lentitud como si estuviera pensándolo.

— ¿Esto tiene que ver con crepúsculo?

Suelto una gran carcajada y niego con la cabeza.

— No, esa mala y horrible película, no tiene que ver.

El Despertar de AudreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora