Capítulo 13: Las cosas como son

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Capítulo 13: Las cosas como son.

—Irina. —su olor invade mis fosas nasales devolviéndome un poco la calma que había perdido hace unas horas.

Verla trae a mi una pizca de paz increíble, hasta ahora entiendo cuanta falta me había hecho. Estuve tan ensimismada buscando la manera de recuperar a Darío que no me di ni el tiempo para contactar a Fane.

— Hola Audrey.— Hay un brillo especial en sus ojos. A diferencia de hace tantos años. Ahora viste muy moderna, lleva el cabrillo amarrado en una cola alta, unos jeans ajustados y un saco corto hasta las caderas. Se le ve madura, aunque físicamente luzca igual que siempre, se le una mujer impotente, hermosa.

Me alegra tanto verla con bien, ya no parece la misma Fane de antes, no luce como la misma chiquilla asustadiza y dulce de siempre, en realidad hay algo en su semblante que se tiñe de oscuridad.

— ¿Como me encontraste?

— Decides dártela de la bella durmiente y no fuiste capaz de informarme en lo más mínimo. Es un poco egoísta de tu parte ¿no crees?

Hace una mueca de desagrado y yo repaso mis manos. Era cierto, lo que hice, lo hice pensando en mi y en Darío no en los demás. Fui egoísta pero es algo que siempre me ha caracterizado, pensar en mi y en lo que realmente me importa.

— Lo lamento Irina.

— ¿Cuanto hace que has despertado?

— Unas dos semanas aproximadamente. — ella se gira, recorriendo el departamento. A diferencia de Sabina, Fane luce como una mujer adinerada, que no intenta en lo más mínimo pasar desapercibida.

— Lo supuse. Pude sentir algo cuando despertaste, imagino que se trata de nuestra conexión de sangre. Todos te creían muerta. — me da la cara y se apoya de una mesa de madera. — Pero yo no.

— Me conoces muy bien hermana.

—Audreyanna Vasile de Bran sabe como ocultar sus rastros ¿Cierto hermana? — sospecho que hay algo oculto en el tono de sus palabras pero lo dejo pasar pues siento que hay demasiadas preguntas en mi cabeza.

— Aun no has respondido mi pregunta Irina ¿Cómo me encontraste?

— Como ya te dije, todos te creyeron muerta... Menos yo. — da unos cortos pasos revisando los cuadros y fotografías que hay en la repisa al lado del televisor. — He pasado mucho tiempo buscándote hermana. Siempre me pareció un tanto extraño que Sabina y el brujo se hayan alejado tanto del reino... Por lo visto no me equivoqué. — Toma el cuadro con la imagen de Sabina sonriendo.

Acomodo los mechones de mi cabello por detrás de mis orejas y me cruzo de brazos apoyando mi espalda baja contra la parte superior del sofá.

— Estuviste espiándolos.

— Algo así. — Chasquea la lengua.

— Significa... Significa que si tu lo sabes. — trago saliva. — Padre también.

Los ojos de Irina taladran los míos, los mantiene muy fijos y levemente entrecerrados como si estuviera pensando en ello. Sus tacones resuenan cuando da unos cuantos pasos hacia mi, sin acercarse del todo. — No, él no lo sabe. — responde cortante.

Una corriente fría me recorre el cuerpo, aunque padre no lo sepa estoy más que segura que no tardará en averiguarlo. Lo que significa que no solo yo correré peligro, Darien también.

— Gracias por no decirle. — musito agachando la cabeza, lamo mis labios y me atrevo a preguntarle lo que hace un nudo en mi garganta. — ¿Como está él? ¿Cómo está padre?

El Despertar de AudreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora