Capítulo 30: Es una Strigoi
Domingo 01 de octubre, 2017
AudreyEscucho el sonido que hace su respiración, tan pausada, con tanta calma y neutralidad. Su corazón bombea despacio, aunque me gustaba más la manera en que se agitaba mientras mi cuerpo y el suyo se fundían en uno solo.
Las piernas de Darien están enrolladas en las sabanas junto a las mías, tiene los labios entre abiertos, parece un dulce borreguito recién acostado. Peino su cabello una vez más para ver su rostro en totalidad, y él se acurruca por inercia hacia mí.
Es extraño, la primera vez que dormí junto a Darien, casi ni lo recuerdo, fue aquella vez que tuve ese sueño tan extraño, que mi cuerpo se sintió cansado y al despertar no supe nada más de él. Lo que siguió después fue un trago amargo que por el momento prefiero no recordar.
A diferencia de esta noche, no he pegado los ojos ni una sola vez, en cambio me he permitido mirarlo toda la noche, la manera en que su ceño se frunce, en que sus labios y ojos descansan, en que parece un hermoso sueño sobre la cama. Suspiro y vuelvo a recostarme, sin duda, agradezco no necesitar dormir, de esta manera he podido disfrutar mucho más de la vista, de las sensaciones.
Todo se siente extraño, ahora que Darien sabe la verdad, no sé cómo vamos a llevarlo o si algo cambiará entre nosotros.
Darío... Le confesé la verdad sobre Darío.
Sobre su pasado y nuestro amor. Al menos no salió huyendo, quizás al principio sí más luego todo se puso en orden, Darien supo afrontar la realidad con más calma y madurez de la que esperaba.
Lo siento removerse a mi lado y apretarme más hacia su cuerpo, suelto una risita y acaricio su mejilla, el bonito contorno de su rostro, lo rosados que pueden ponerse sus labios después de besarlo toda la noche. Sus ojos parpadean y frunce el ceño como si la luz le molestara, de a poco los va abriendo hasta que mi imagen se hace visible frente a él.
Se queda quieto como si no procesara del todo que he despertado a su lado, o como si tratara de rememorar los acontecimientos de la noche anterior.
— Hey. — susurra, sonrío y arrugo la nariz ante el mal aliento de mi bello durmiente.
— Hola. — Darien estira su brazo en busca de su móvil.
—¿Qué hora es?
—temprano. — respondo, él ríe y me besa la mejilla, rápidamente se pone de pie y me gano una bonita vista de su trasero desnudo.
— No es tan temprano si van a ser las diez de la mañana.
—¿Eso importa? No se supone que los humanos duermen todo el día los fines de semana. — ladeo el rostro. Darien escucha con lentitud mis palabras y sacude la cabeza.
— No exactamente. — sonríe de lado y alguien debería prohibirle verse así de bien al levantarse. — Me daré una ducha. Tú... ¿Quieres venir?
Parpadeo entendiendo su ofrecimiento. Me levanto en menos de lo que tarda en pestañear y me adentro a su baño. — Tienes un bonito lugar aquí. — digo mientras invado la privacidad de su cuarto de baño. Darien tarda unos segundos en aparecer y pasa las manos por su rostro.
—Diablos, tendré que acostumbrarme a ti.
—¿A mí? — enarco una ceja mientras me acerco a él sensualmente y con lentitud, mi uña traza una línea desde el medio de su pecho bajando despacio por su abdomen plano.
— Ya... Ya sabes, a tus poderes. — mordisqueo su labio inferior y tiro de él haciendo que Darien gima de manera provocadora.
— A mis poderes. — lo hago avanzar hacia mi mientras con cuidado nos metemos a la ducha.
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El Despertar de Audrey
VampirosHan pasado ciento dieciocho años, más de un siglo en el que permanecí dormida, sin sentir aquel dolor que me embargo por mucho tiempo, dejando que el tiempo transcurriera, que los años pasaran por encima de mi hasta el día de mi despertar. Pero n...