Capítulo 15: Beso Con Sabor A Gloria.

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Capítulo 15: Beso con sabor a gloria.

Audrey
26 de Agosto del 2017

— Audrey. — brinco sobre mi asiento en cuanto escucho a Sabina golpear la puerta. — Se puede saber ¿qué significa eso de que iremos a una fiesta? Me acabo de cruzar con Darien.

— ¡Darien! — me transporto hasta ella con mi velocidad. — ¿Qué te dijo Darien? — entorno los ojos.

— Me preguntó si iríamos a la fiesta.

— ¿Y tú que le respondiste? — achico los ojos.

— Pues que no, que no iríamos a ningún lado.

— ¿De qué hablas? — me cruzo de brazos. — Creía que la fiesta de Danerys ya era un hecho, ¿por qué estas cambiando de parecer?

— Tu no lo entiendes Audrey. No los conoces, no estás lista para rodearte de ellos.

— Me rodeo de ellos todos los días en la escuela.

— Una fiesta es distinto.

— No lo es. — refuto empezando a hervirme la sangre.

— Claro que lo es. Y no lo sabes porque nunca has ido a una.

— Pues entonces es la oportunidad perfecta para conocer ¿no crees? — ella levanta los brazos exasperada.

¡No! — exclama Sabina. — No definitivamente no, me niego rotundamente a ir a cualquier clase de reunión social en donde tú y yo tengamos que intervenir.

Gruño por lo bajo y cruzo mis brazos. — No te entiendo, dijiste que querías que actuáramos como personas normales. Las personas normales asisten a eventos sociales, a los cuales llaman fiestas o "tonos" — enfatizo con los dedos.

— Audrey. — pronuncia con fastidio. — Deja de ser tan terca, mujer. No conoces a Danerys ni a todo ese grupito de gente que los rodea, si tú te creías malvada ella es el doble.

— Sabes que puedo asesinarla con un chasquido de dedos ¿verdad? — ella resopla.

— No hablo de ese tipo de maldad. Hablo de que son crueles, juegan contigo, dañan tu vida. Darien no es un santo, no es el mismo chico del cual te enamoraste en aquellos años, él pertenece a este grupo de personas que disfrutan de la desgracia de los demás.

— Igual que yo.

— No eres como ellos.

— Soy peor. — sentencio. Sabina entorna los ojos y se echa en el sofá.

— Me rindo, eres tan terca como una mula. Es imposible hacerte entrar en razón.

— ¿Me comparas con un asno?

— ¡Ayyy! — grita y se cubre con el almohadón.

Decido no entrar en más discusiones con ella y me doy media vuelta hacia el cuarto. Veo al murciélago sobre una lámpara de mesa, está caminando porque tiene hambre y busca algún lugar oscuro, atrapo una polilla en el aire y se lo ofrezco.

Cierro las ventanas y las cortinas y me hecho sobre la cama. Tengo una corazonada, después de nuestra extraña conversación hace unos días no volvimos a cruzar palabras, de algún modo lo evitaba, evitaba vernos, aunque por dentro me muriera por estar a cada segundo a su lado. Estuve atenta a todo aquel que se le acercara, aún tengo muy presente las amenazas de Irina, y sé que nunca jugó cuando dijo todo eso.

Cepillo mi cabello hacia un lado, esta suave y brilloso, bonito diría yo. Me pregunto ¿qué usa la gente de hoy en día para ir a reuniones de ese tipo?, recuerdo que cuando padre organizaba grandes fiestas, nosotras solíamos ser las mejores vestidas, siempre en los mejores trajes, ya sean de seda o de cualquier otra tela preciosa, las más caras y únicas en el reino.

El Despertar de AudreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora