Capítulo 24: Es mi turno de jugar.

237 25 9
                                    

Capítulo 24: Es mi turno de jugar.

Viernes 15 de Septiembre, 2017
Audrey

Siento mis pies clavarse sobre la tierra mojada, las pequeñas astillas de madera enterrándose en mi planta mientras el viento corta mi rostro con las ramas que vuelan en el aire. Ráfagas de viento me abofetean con forme corro alrededor del bosque, puedo reír divertida cuando escucho los pasos tras de mí, tan cerca y a la vez tan lejos.

Trepo el árbol clavando mis garras en el tronco, y cuando llego a la copa, soy excepcionalmente silenciosa para que no me escuchen. Hay unas cuantas aves que salieron volando y unos pichones en un nido que rápidamente me los llevo a la boca, la sangre de animal es tan asquerosa por lo que casi escupo todo sobre las hojas, debo decir que comer animalillos es más un trastorno de gula porque he satisfecho mi sed en estos días.

Vuelvo a notar movimiento, ha venido siguiéndome desde hace mucho, y a pesar de ser lo suficientemente escabullida como para ocultar sus pasos hay cosas que pueden delatar a cualquiera. Como la dirección en que el viento corre, como el olor de su perfume dejando un rocío permanente por donde pase.

Espero unos minutos hasta estar segura que he despistado a cualquiera y caigo al suelo, con las manos apoyadas en la tierra para no perder el equilibrio. Mi ropa es un total desastre, percudida, gris y manchada por toda la suciedad de la naturaleza que ofrece el bosque.

A lo lejos puedo oír a esos humanos, otra vez intentando seguir mis pasos. Quizás ya sea momento de deshacerme de ellos, de acabarlos como debí hacerlo hace unos días. Doy un paso al frente pero antes de seguir avanzando, me agacho y a mi velocidad salto para que Sabina no logre atraparme.

Es buena rastreadora, pero le falta mucho si quiere enfrentarse a mí, le falta rapidez y fuerza. Sus ojos están completamente rojos y por como tiene las manos noto que ha venido siguiéndome desde hace varios días.

— Es tan tonto que sigas intentando atraparme. — esbozo una sonrisa de depredador, una sonrisa sádica con los labios enrojecidos de toda la sangre que he tomado en estos días.

—Por favor Audrey debes detenerte, toda la policía de Londres viene buscándote, has causado más desastres de los que se han visto en los últimos diez años.

— Me alagas. — sujeto mi pecho y el fuego en mi interior arde, la llamarada de causar dolor en otros me incita a buscarlos, a buscar más humanos para hacerlos gritar terror y...

— Audrey ellos están siguiéndote, pronto se darán cuenta de lo que eres y...

— ¿Y acaso aún no lo saben? — inquiero con burla.

—Audrey... — me advierte.

— Oh cierto, se me había olvidado que te has encargado de ocultar mis huellas disfrazándolas como si fuese un animal, muy inteligente de tu parte Sabina. — la apremio rodeándola como si de dos bestias se tratara. — Pero quizá ya es momento de que lo sepan, que aprendan a tenernos miedo.

—Audrey por favor, lo que estás haciendo nos pone en peligro a todos. — Noto la desesperación clavada en sus ojos, sus pupilas dilatas, atenta a cada movimiento que doy.

—Pues ya es hora de que ellos sepan quienes somos. Son una raza inferior que deben respetarnos, deben tener terror de nosotros.

—Audrey... — niega e intenta acercarse —sé que estas dolida y....— la empujo con fuerza, lanzándola contra el tronco de un árbol, la escucho jadear adolorida, pero se pone de pie con rapidez. Mi sangre hierve de que ella me vea con debilidad, de que todo el respeto ganado en tantos años haya sido aplazado por un estúpido humano.

El Despertar de AudreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora