Capítulo 21: A punto de romper un corazón.
Viernes 08 de Septiembre, 2017
Audrey— ¡Estás perdiendo la cabeza! — chilla Sabina sacudiendo sus manos en el aire. — Sin mencionar que mañana sábado, habrá la charla internacional en la escuela. ¡Ni se te ocurra ir! — me acusa.
Pongo los ojos en blanco y llevo el plato al lavavajillas.
— Deja de chillar. — gruño. — Y no pienso ir a ningún lado.
— Sabes muy bien lo que pasó la última vez que fuiste a una de esas fiestas. No puedes arriesgarte de esa manera.
— Y porque sé muy bien lo que sucedió, no puedo dejar que Darien esté solo. Debo protegerlo, quizás a la loca de mi hermana se le ocurre tratar de asesinarlo estando allí solo.
Sabina se acerca a mi justo por detrás de la barra de granito, una simple y pequeña mesa que nos divide. Tiene los ojos muy pequeños, su cabello castaño le cae por encima de los hombros y puedo escucharla presionar los dientes entre sí.
— ¿Por qué eres tan terca? — hunde las yemas de sus dedos sobre sus ojos. — Quizás si no te invito es porque no quiere que estés allí. ¿Nos has pensado que en realidad Darien no quiere estar a tu lado?
En menos de lo que un humano tarda en parpadear cojo a Sabina del cuello y la elevo en el aire, la sangre me hierve, tantas tonterías que salen de su boca, hacen que esté rabiosa, que de pronto las palabras de Danerys se repitan en mi casa y quiera apretujar el cuello de Sabina más fuerte.
— No te atrevas a decir que no me quiere. — bramo. Y entonces siento como sus piernas me golpean el estómago y me hacen volar hasta la otra estancia. Sabina cae al suelo y rápidamente se pone de pie.
Jadeo cuando siento un pedazo de madera incrustada en mi mano.
— Estas perdiendo los malditos papeles Audreyanna, no escuchas razones y yo solo quiero lo mejor para ti.
Avanzo hacia ella y la empotro contra la pared, pero Sabina sabe cómo defenderse, a decir verdad, es la segunda vez en todas nuestras vidas que ella y yo nos peleamos de esta manera. La primera fue cuando la conocí, me cayó tan mal que quise matarla.
— Darío es lo mejor para mí.
— ¡Pero él no es Darío! — vocifera tocando una fibra sensible en mi estático corazón. — ¿Por qué no lo entiendes? Es lo que trato de decirte, no son la misma persona, él se fue... Darío se fue.
— Se acabó. — doy media vuelta y camino hacia mi habitación con ella siguiendo mis pasos.
— ¿Qué? ¿Qué es lo que se acabó?
— Esto. — espeto— lo que hay entre nosotras.
Ella se queda a medio andar y yo la miro a la cara, está estupefacta y muy pálida.
— Que...quieres acabar nuestra amistad. —le tiemblan los labios y traga saliva, siento una horrible presión en el pecho con forme el peso de mis palabras taladran un gran vacío entre ambas.
— Si. — cierro mi puerta y dejo descansar mi cabeza sobre esta.
Hay una vocecilla en mi interior que me está gritando que lo que hice está mal. Sabina ha sido mi amiga por todos estos años, no puedo simplemente dejarla ir, y no lo hare. No obstante, necesito que entienda que todo lo que hago es por mí, por mi felicidad, que amo a ese hombre con todo mi ser.
Puede que más adelante arregle las cosas con ella, pero ahora realmente no es el momento. No necesito que sea una niñera, ni que me esté presionando, mis muchachas en el castillo no eran tan pesadas como Sabina lo es conmigo.
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El Despertar de Audrey
VampirHan pasado ciento dieciocho años, más de un siglo en el que permanecí dormida, sin sentir aquel dolor que me embargo por mucho tiempo, dejando que el tiempo transcurriera, que los años pasaran por encima de mi hasta el día de mi despertar. Pero n...