Capítulo 25: Las Disculpas.

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Capítulo 25: Las Disculpas.

Lunes 18 de Septiembre, 2017

Audrey

Sonrió, creo que mi sonrisa es más grande que mi rostro y es que no puedo evitarlo, me siento contenta, mas no satisfecha.

Puedo observar diversas caras llenas de horro, es como si hubiese dejado de ser la burla y ahora soy algo así como la peor pesadilla de todo el mundo.

Sabina era la más afectada de todo esto, o al menos eso decía ella.

— Apresúrate y sube al auto. — gruñe y estoy tentada a decirle que no tiene que ordenarme nada, pero me muerdo la lengua para no hacerlo.

— Estas un poco irritada ¿Sabrina? — ella voltea a mirarme con ojos filudos como si estuviese a punto de arrancarme la cabeza.

— Te tengo mucha paciencia Audreyanna, pero hoy, hoy prácticamente lo has estropeado todo. — arranca el auto y maneja alrededor del estacionamiento en busca de la salida.

No se me escapa ver a Harry apoyado en el capot de su auto, ni la manera en que se me queda mirando, le sonrío con evidente coquetería y giro mi rostro para volver a ignorarlo.

— Dios, dios ni siquiera me imagino lo que hubiese pasado si la hubieras asesinado, la catástrofe que habrías hecho.

—¡Basta ya! ¡Eres una exagerada! — le riño.

— ¿Exagerada? Me estás diciendo exagerada. Sus nudillos se vuelven blancos con forme aprieta con fuerza el volante del auto, noto que aumenta la velocidad, le quito importancia su berrinchuda actitud.

— Si eres una mujer dramática y exagerada. —bufo y ella frena el vehículo llevándonos hacia adelante. — ¡Ahora que te pasa!

— Baja del auto.

—¿Qué?

— Que bajes del auto Audrey, estoy cansada de soportar tus berrinches y que luego hagas como si nada paso y al final termine siendo yo la que pague por todas tus tonterías

Abro y cierro la boca ante la manera tan altanera en que me está hablando.

— ¡¿Como te atreves?! —grito. — Yo soy Audreyanna Vasile...

— De Bran princesa de Bran y bla bla bla ya lo sé, pero en este país y en esta jodida época eres Audrey Romanov, una humana, cuando entiendas eso pues volveré a subirte en mi auto y de no ser así creo que tienes dos bonitos pies que pueden llevarte a donde quieras. — Mi mandíbula se tensa y trago saliva. Si algo he conservado es mi maldito orgullo, y la estúpida de Sabina no me hará dejarlo de lado.

— Al diablo con tu estúpido auto.

Salgo del vehículo y ella sale disparada dejándome allí a mitad de carretera, y ojalá la jodan y ojalá caiga en algún horrible y profundo pozo lleno de perdición del cual no pueda salir.

Cierro mis manos en puño y doy un grito al cielo por este repugnante mundo, por estos humanos que solo son una peste, que no sirven en lo absoluto. Boto una exhalación fuerte y empiezo el rumbo a casa sin usar mis poderes, mi garganta se siente seca y mi estomago ruge del hambre, podría ir al bosque y ver que encuentro.

A lo lejos escucho el sonido del ronroneo de un auto, salgo un poco más a la carretera y estiró mi cuello para divisarlo, se aproxima desde unos dos kilómetros atrás, por lo que finjo cansancio y camino con lentitud a la espera de que aparezca.

Unos minutos después, noto un auto rojo acercándose, la música a todo volumen y por las voces que escucho dentro sé que se tratan de un humano, de un hombre, a decir verdad.

El Despertar de AudreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora