Capítulo 33: Todo Bajo control
Martes 03 de Octubre, 2017
AudreyUn fuerte trueno avisa que pronto caerá una lluvia caótica. Las aves salen despavoridos en busca de refugio, haciendo ruido entre ellas, mientras que yo no he movido un solo vello de mi piel.
Aprieto mi agarre en la maleta, a la espera de que ambas puertas se abran y por fin me dejen entrar.
Escucho todo a mi alrededor, en especial lo que pasa allí dentro, sus pasos acelerados mientras viene acercándose, huelo la confusión y también oigo los corazones pertenecuentes. La puerta por fin es abierta haciendo un terrible chillido, y los ojos de Marshall se abren en grande.
—¿Audreyanna? —parpadea confundido. —¿Qué... Qué haces aquí?
— Marshall. — mi voz se quiebra y debo controlarme para que no me vea desecha aquí frente a la entrada de su casa. — Yo...
— Ven aquí. — mi amigo no tarda en hacerme pasar.
Aunque no siento frío mi cuerpo ha empezado a temblar, como leves espasmos inevitables de resistir. Noto que un hombre desaparece hacia alguna otra parte mientras yo camino hacia los sofás en medio de la sala.
El hogar de Marshall es más grande lo que imaginaba, supongo que esto es algo así como un castillo para los humanos de esta época, aunque nada se podría igualar al castillo de Bran.
Me siento sobre la superficie blanda y me quedo observando un bonito cuadro en la mesa del centro. Es el rostro de Marshall besando a una mujer en la mejilla, mientras ella sonríe pero se cubre la boca con la mano, y muestra un bonito anillo de diamantes.
— ¿Qué haces aquí Audrey?— giro mi cara para verlo, está serio y calmado, también noto la angustia que permanece en sus bonitos ojos oscuros. Es una buena persona.
— No... No tenía a dónde ir. — Y me duele aceptarlo, me duele haber tenido que interrumpir la tranquilidad de mi buen amigo, Marshall frunce el ceño sin entender que sucede o de que estoy hablando.
— Audrey.... — sus manos se cierran y abren despacio mientras se acerca a mi y se coloca de cuclillas —¿Qué pasó? ¿que fue lo que te llevó a huir? — trago saliva porque sé que en cuanto pronuncie aquellas dos palabras Marshall querrá echarme de su hogar, ya no seré bienvenida.
— Los strigoi. —susurro, cuando sus ojos se cruzan con los míos, Marshall pierde cualquier color o brillo en su rostro, sé que ha comprendido el significado de aquella palabra, el peso que causa mencionarlo.
Él se pone de pie y con un movimiento de su mano, las luces de toda la casa se apagan y las puertas empiezan a cerrarse hasta quedar enjaulados en este espacio
Visoreo a mi alrededor, en las ventanas han crecido plantas enredadisas con espinas que suben cada rendija, entiendo que ha usado uno de sus hechizos para proteger el lugar y es que mencionar a los strigoi causa todo esto.
—¿De qué hablas Audreyanna? — su mandíbula se tensa y pronto comienzo a notarlo nervioso. Ojalá no tuviera que encargarle todo este peso a él, pero es de las pocas personas en quienes confío, Marshall es mi mayor confidente. —¿Sabes lo peligroso que es hablar de ellos en casa de un brujo?
Aprieta los dientes y empieza a caminar de un lado a otro como buscando algún espectro en el aire, poco a poco sus movimientos se hacen lentos hasta que por fin se detiene y camina hacia mí.
—¡¿En qué problema te has metido Audreyanna?! — trata de controlar el tono de su voz pero puedo sentir lo ofuscado que se encuentra.
— Marshall... — mi voz es un susurro, lo que menos espero ahora es su rechazo, que me dé la espalda. Ya mucho tuve con Darien, no lo soportaría en él. —Por favor.
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El Despertar de Audrey
VampireHan pasado ciento dieciocho años, más de un siglo en el que permanecí dormida, sin sentir aquel dolor que me embargo por mucho tiempo, dejando que el tiempo transcurriera, que los años pasaran por encima de mi hasta el día de mi despertar. Pero n...