Despedida

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Por segunda vez, logro por dar finalizada una historia que me ha hecho sentir mucho mientras la escribía. Más allá de lograr emocionarlos y de reescribirla por un mero capricho, me di el trabajo de perfeccionarla y darle un poco más de relevancia a los sentimientos.

Espero haber logrado, de alguna manera, hacerlos sentir todo lo que Makis y Natalia experimentaron. Haber visto de cerca la rabia, el dolor y la desesperación, pero también, que lograran sentir ese amor infinito, el alivio y la ternura tremenda que puede ocasionar cada pareja.

Agradezco enormemente a las personas que leyeron esto en un principio y aún más a quienes me acompañaron una vez más en esta reescritura, porque sinceramente, creo que esta vez, desnudé completamente mi corazón para lograr que sintieran con Natalia y lucharan con Makis.

Algunas personas de por acá, ya saben porque es importante esta historia para mí y saben lo personal que logró ser en su momento y el doble de personal que logró ser ahora.

Esta historia al final reflejó ese episodio negro de mi vida que quise borrar durante mucho tiempo y, que hasta el momento de hoy, sigue siendo un fantasma renuente para desaparecer del todo. Yo misma viví en carne propia lo que significaba tener un "David", supe lo que era tener a alguien que me atemorizara, que me mantuviera insegura, que me acosó y me dejó marcas, tanto físicas como psicológicas; supe lo que era que enviaran regalos que no quería y que me amenazaran por mensaje para obligarme a recibirlo.

Pero, por otro lado, también tuve a alguien quien me tendió la mano para ayudarme a sanar y me dio el valor para comprender que en realidad, yo no era "La puta que no había echado a perder" o "La hueona, la pendeja que no sabía querer", una persona que realmente me ayudó a ponerme de pie y decir que no lo merecía y que nunca merecí ser tratada como él lo hacía.

Les mentiría si les digo que no me rompí el corazón mil veces cuando escribía las partes de Natalia, o cuando escribía las partes en que el miedo hizo más que el propio por corazón. Pero agradezco enormemente haberlo escrito, porque quizás me ayudó a sanar de alguna, al exteriorizar muchas cosas que jamás logré decir.

Vuelvo a decir, mil gracias por ayudarme a sanar, al permitirme escribir esto. Y ojalá, nunca permitan que llegue alguien que los haga sentir menos, que les diga que no valen y mucho menos permitan que ese alguien les permita hacer sentir miedo de alguna forma; siempre piensen que el amor no duele, el amor nunca duele.

Nos leemos en alguna otra historia. 

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Para que nadie se entere - (Ventino) [Makia] ReescritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora