Makis.
Desde hace algunos días que Natalia estaba extraña, un poco más extraña de lo que generalmente era, así que era necesario tomar cartas en el asunto para volver a ver esa linda sonrisa que poseía la mujer más bella del mundo. Necesitaba recuperar esa chispa imprudente que caracterizaba a Natalia Afanador en todo su esplendor.
Hace algunos días vi en YouTube una broma que se hacían las parejas, algo bastante simple pero que le arrancaría una sonrisa a cualquiera. Consistía en comprar un peluche de porte real, sacarle el relleno y meterse uno mismo dentro para poder asustar a la otra persona. Algo idiota, sin mayor importancia, pero sin duda, gracioso.
Natalia odiaba los peluches de igual forma, así que no sería algo que la sacara de quicio; no sería así si usara comida o ropa para hacerle esa broma, porque sinceramente, eso desataría una guerra que terminaría en mi asesinato indiscutido, ¿qué podría salir mal de todo esto?
En este momento, Olga, Juliana y Camila caminaban tras de mí, rezongando y reclamándome por las miles de formas en que esto podría salir mal. Además, a todo esto, se agregaba la tremenda ofuscación que provocaba el hecho de que usara para tan viles objetivos.
—¿Para qué desperdiciar un osito tan lindo en una broma? — Bufó Olgui con cierto toque infantil.
— Olgui, juro que cuando le hagamos la broma a Natalia te lo regalo. — De inmediato su sonrisa apareció.— Pero, deja de reclamar y ayúdame que esta cosa pesa.
Debo admitir que la imagen que se proyectaba era bastante graciosa. Una chica de apenas 1.57, caminando con una oso de casi 2 metros en su espalda, esforzándose por no sudar a cada paso que daba. He de admitir que ese maldito oso, aunque lindo, era horriblemente pesado y ya estaba haciendo que mi espalda crujiera.
— No sé vale. — Reclamó Juliana con un puchero marcado. — Olgui ya tiene un oso gigante. — Su mano balanceaba la cámara que llevaba para grabar la broma y su otra mano tiraba insistentemente mi camiseta. — Deberías dárselo a alguien que no tenga un oso gigante.
Gruñí por lo bajo. — Yo solo usaré el oso para la broma.— Espeté con frialdad. — Después ustedes pelean a muerte por dichoso oso, saben que a Nati no le gustan. — Olga y Juliana sonrieron como dos pequeñas, mientras que Camila solo giraba los ojos en clara señal de fastidio. — ¿Alguien me podría ayudar? — Bufé cansada. — Esta maldita cosa es más grande que yo.
— Ya va, pitufo enojón. — Tenía que ser Juliana Pérez quien hacia burla de mi estatura. — Nadie te mandó a nacer comprimida. — Y sin contemplación alguna, lanzó una carcajada estridente para finalizar su burla.
De inmediato me arrebató el oso de la espalda y los abrazó como su fuese un bebé gigante contra su pecho. Las dos cuadras que quedaban para llegar a la casa de Natalia, repasé la idea de mi broma y los muchos resultados que podía tener; algo me tenía extrañamente contenta, eso solo por imaginar las sonrisas nerviosas que de seguro saldrían de sus labios.
Sabía que ella no está porque tenía cita a la peluquería, yo misma se la había conseguido luego de enfrentar las miles de quejas sobre su poco controlado cabello. Llegaría a eso de 20 o 30 minutos, a lo máximo, así que tenía tiempo de preparar todo para que saliera bien.
—No deberías molestar a tu querida amiga, Yuri. — Refuté con una sonrisa majadera. — Y sé buena persona, deja el peluche ahí para yo poder meterme dentro.
—¿No crees que terminarás por asarte ahí dentro a la espera de que llegue? — Susurró perdidamente Olga, como si estuviera asimilando las mil maneras de morir dentro de esa trampa mortal. — Aun faltan unos minutos para que llegue.
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Para que nadie se entere - (Ventino) [Makia] Reescrita
FanficVentino es una famosa girlband que en poco tiempo ha tenido un éxito increíble, se supone que la vida de sus integrantes está en el momento perfecto, son talentosas, hermosas y varias tienen novio, lo que el mundo no sabe es que dos de ellas viven s...