Capítulo 43. - Sombras.

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Makis.

La vida parecía pasar demasiado rápido al lado de Natalia Afanador, incluso más rápido cuando estaba sin ella. La complicidad y esa necesidad de darse amor sin importar lo que pasara convertía nuestras horas en ínfimo minutos, que apenas alcanzábamos a saborear con gusto.

Amaba tantos mis momentos con ella, que apenas era capaz de desprenderme de sus abrazos luego de estar haciendo arrumacos en un sofá o simplemente caminar por alguna plaza. Amaba cada segundo a su lado, porque me hacía sentir auténtica y realmente me hacía creer que cada penuria que pasamos hasta llegar aquí, se volvió pequeña.

Claramente, no todo era color de rosas, como cualquier situación en la vida real, seguía exisitiendo ese pequeño punto negro en tanta felicidad, que nos recordaba la fragilidad que podíams poseer como seres humanos. Ese "Fiel Admirador" seguía envíandole regalos a mi novia con escabrosas notas que la tenían atemorizada de salir sola a cualquier lugar. Creo que en parte seguía recordado a David y lo bestia que llegó a ser con ella cuando más necesitó una mano para decirle que era fantástica.

A veces, en esos momentos en los que nada parecía perturbar nuestra paz, ella aparecía con sus vagas reflexiones que dejaban entredicho el miedo que sentía y que aún tenía presente el hecho de que tenía a esa sombra sobre sus espaldas. Tal como ahora, que estábamos en esa especie de burbuja mientras una película sonaba en la televisión y nosotras parecíamos estar más preocupadas de poder tocarnos de algún modo que de ver, realmente lo que se estaba proyectando en la pantalla plana.

— No sé quien pueda ser. — Susurró perdida en las caricias que estaba proporcionando a su antebrazo que estaba suavemente recargado en mi vientre. — No lo sé. — Terminó por recargar la cabeza contra mi hombro.

—¿De qué hablas amor? — Cuestioné dando una mirada hacia atrás, intentando encontrar sus ojos. — Amor. — Llamé su atención entrelazando nuestros dedos. — Amor, quiero que me hables, no me hagas esto.

—No sé quién puede ser ese "fiel admirador". — Admitió con el rostro compungido por una extraña mueca que demostraba miedo. — Ya me está asustando y eso no me gusta. — Lloriqueó completamente frustrada.

El dolor me invadió cuando ella su voz se quebró y un temblor insano se apoderó de sus palabras. Me mataba verla así, me mataba saber que se sentía vulnerable y no había manera de poder protegerla.

—No importa quién sea mientras no te haga daño, amor. — Susurré entrelazando nuestros dedos para darle esa seguridad que quería darle. — No puedes pausar tu vida por alguien que ni siquiera conoces, por alguien que no está de cuerpo presente. — Me giré suavemente entre sus brazos, encontrando sus ojos de frente. — Por favor no vuelvas a perder ese brillo hermoso de tus ojitos, no por alguien inexistente. — Supliqué a ras de sus labios. — Porque él no merece que esos ojitos hermosos se llenen de lágrimas, mucho menos se merece apagar esa sonrisa.

— Gracias. — Susurró con una voz temblorosa que despilfarraba agradecimiento. — Te amo tanto, Makis. — Jadeó. — Te amo tanto.

La respiración agitada chocaban contra mi cuello y eso solo me hacía erizar cada parte mi piel. Me estaba estrujando contra su pecho, como su esa fuera la única manera que tenía hacerme saber que me adoraba.

—Yo también te amo, princesa. — Concordé besando su coronilla. — Y prometo estar ahí cada vez que me necesites, para tomar tu mano y hacerte más fuerte de lo que ya eres.

Un suspiro cansado hizo eco en mi misma piel en el momento en que ella estrechó mucho más nuestro abrazo. Era como si realmente se estuviera negando a ser separada de mi, porque eso significaría experimentar una especie de dolor extenso y duradero.

Para que nadie se entere - (Ventino) [Makia] ReescritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora