Capítulo 18 - Con las manos en la masa

1.5K 87 16
                                    

Olga:


Nunca había visto a Makis tan extraña, durante toda la entrevista dio sobresaltos, respiró de manera pesada (casi al punto del colapso), sudó como si en ese lugar hiciera más calor del que su cuerpo podía soportar. Me causaba curiosidad el hecho que, de la nada, dejase caer su cabeza contra el hombro de Natalia y solo quedase ahí, en completa inmovilidad.

Quizá ella estaba enferma, quizás la locutora había hecho una mala cara, o quizás, algo hizo que su estado de ánimo decayera hasta el punto de ser un fantasma inherente a Natalia que se negaba a hacerse notar más de lo necesario en esa habitación.

Las sospechas simplemente crecieron cuando nosotras llegamos a la sala de juntas donde nos tenían mucha comida, y ellas (las personas que más adoran comer), no habían llegado. Y las cosas no hacían más que ponerse raras en extremo, porque pasada una cantidad considerable de tiempo, la primera de ellas apareció con una sonrisa boba en el rostro, y de la otra, no luces.

— Oye. — Llamé su atención. — ¿Makis se siente bien? — Muerdo el dulce que tenía entre mis dedos de manera perezosa mientras observo sus reacciones.

— Si. — La respuesta llega más rápido de lo que me esperaba. — Es decir, no me ha dicho que se siente enferma. — La manera que tiene de contestar, y la sonrisa clavada en su rostro me estaba haciendo pensar que ella sabía algo más.

— No me digas que no te diste cuenta de los saltos raros que daba. — Juli interrumpe nuestra conversación lanzándose con todo el peso de su cuerpo a mi lado.

Observo sus manos, negando de inmediato al ver que sus manos están repletas de dulces, quizás más de los que se puede comer sin que esto termine en un completo desastre, o con ella alojando en el baño.

— Juliana, come con calma que la comida no se va a acabar. — Le reproché mirándola lo más feo que podía.

Ella se encogió de hombros. — Es que estas cosas están muy buenas. — Apuntó a algunos de los diversos dulces que estaban en sus manos. — Bueno, volviendo a los saltos de Makis. — Se corta cuando ve que le robo uno de los mini pie de limón para llevármelo a la boca, y quizás, solo por cortesía, ella se dignó a ofrecerle uno a Natalia. — ¿Qué rayos con esa niña? ¿La atacaron las pulgas?

— Quizás le dio complejo de conejo, yo que sé, ella no me ha dicho que se siente mal, quizás ya está cansada, después de todo hemos estado todo el día de promo. — Explicó con una sonrisa en la cara, con una estúpida sonrisa sospechosa.

Makis entra en ese momento a la habitación, con las mejillas sonrojadas y con el cuerpo rígido. Es tal el estado catatónico en el que llega, que apenas se sienten sus pasos a la hora de caminar hacia el espacio libre que quedaba al lado de Natalia.

—Bebé. — Se giró con rapidez para poner su mano en la frente de la pequeña. — ¿Estás enferma? — La sonrisa socarrona de Natalia solo hace que Makis adquiera un tono rojo casi similar al de la sangre.

El estado de estupefacción pareció desaparecer con esas palabras, devolviendo a Makis al ahora, donde todas la mirábamos expectante a recibir alguna respuesta coherente sobre su extraña manera de actuar.

— Si. — Respondió con un tono de voz ausente. — Es que me dio calor ahí dentro y se me hizo incómodo.

Nuestra pequeña se puso de pie como si el tacto de la castaña le quemase, y sin mirar atrás caminó hacia el lado de Juliana para poder sentarse ahí y volver a ese estado de introspección profundo que nos dejó completamente fuera de su rango.

Ya entrada la noche es que nos toca volver al departamento. En la van nos ubicamos de tal forma que yo quedo en medio de Camila y Juliana, quienes iban en un plácido y profundo sueño que a medio camino me terminó por contagiar. Atrás de nosotras, Natalia viene completamente recostada en el asiento, orillando a Makis a la última ventana del vehículo, quien, inconscientemente hundía sus dedos en el cabello de su bella durmiente para masajear el cuero cabelludo.

Para que nadie se entere - (Ventino) [Makia] ReescritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora