Lucas
Por razones como ésta, no me gusta comer cosas en la calle. Antonella es mi amiga desde que ambos éramos pequeños y jamás me había traído un regalo tan peculiar cómo el de ayer. No solo yo salí afectado por el pastel. Mientras batallaba con mi estómago durante la noche, logré escuchar que la chica que vive en mi casa también sufrió por el regalo de mi amiga.
Durante toda la mañana no dejé de pensar en mi problema gástrico, pero eso no me detuvo para llegar a mi Instituto. Por un lado tengo un buen presentimiento sobre esto, pero por el otro siento que puedo explotar en cualquier segundo.
— ¡Hey! ¡Usted no puede estar ahí! Esa zona está prohibida para estudiantes.
— Eh...
A veces me pregunto si el destino me odia.
Cuando llegué a la escuela en la mañana, no tuve el valor de entrar a clase. Tenía miedo que algo malo pudiera sucederme. Por tal razón me escondí de todos en un lugar donde nadie lograra en encontrarme: El salón de servicio informático. Ese viejo lugar albergaba mucha información de la escuela en solo una computadora obsoleta. Era poco probable que alguien me encontrase allí, pero por cosas del destino el señor de la limpieza me descubrió.
— ¿Quién es usted? —dijo cerrando la puerta del salón con llave—, ¿Qué estaba haciendo allí adentro?
— Estaba buscando mi clase... —mentí—. Tengo un problema con las puertas y siempre me confundo de salón
Luego de darme una mirada de desconfianza, el conserje me dejó salir con una advertencia:
— Si vuelvo a verte por aquí —se alejó y añadió—: no vas a salir con todas tus extremidades...
Por un segundo pensé que era una broma de mal gusto, luego recordé que ese señor es apodado el enterrador, porque siempre tiene una pala cuando se va en las noches al cementerio...
¡Mierda!
— Yo mejor me v-voy —Literalmente salí corriendo hasta el patio central luego de decir eso
Durante cinco minutos mi corazón estuvo a punto de estallar por al fuerte sensación que ese hombre había causado en mí. Por suerte cuando llegué al patio, ya el señor se había alejado completamente. Lo único malo fue que mi camisa se llenó de sudor por haber corrido esa larga distancia. Me acerqué a una zona obscura y me despojé de mi prenda superior, planeaba cambiarla por un suéter de lana áspera que traje en mi bolso.
Todo estaba normal, pero luego unas manos empezaron a recorrer mi espalda desnuda.
— Que sexy es tu cuerpo, bebé...
— ¡Ah! —Por el contacto con las manos, me lancé al suelo cubriéndome la cara con el suéter—. ¡¿Quién eres?!
— Soy yo, bebé. Tranquilo, no te voy a hacer nada malo.
Al voltear logré ver la cara de Karla en su estado de pervertimiento extremo. Me perturba esta faceta acosadora de mi amiga, aunque me alegra que no sea el conserje quien me toque en este estado.
— ¿Karla? ¡Pensé que eras el señor de limpieza!
— ¡¿Parezco hombre?!
— No. Es algo que me ocurrió —me levanté del suelo y me coloqué el abrigo—, ¿Qué haces afuera?
— Los profesores me llamaron porque la policía me está buscando... ¿Cómo te va en tu día?
— ¡¿QUÉ?! ¿Por qué la policía te busca? ¿Es por lo del auto?
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Mexizolanas ©
Teen FictionSinopsis: Una noche, Sandra Villarreal escapa a una fiesta en su natal Caracas. Allí es víctima de un intento de violación por parte de su novio. Logra escapar con algunos rasguños gracias a un policía experimentado y sale de allí, sin saber que se...