«La Despedida - Parte 2 »

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Lucas

No sé qué hacer sin ti.

Sabes que yo no sé qué hacer nada si no estoy a tu lado, mi amor. El pedazo de brazalete que te regalé se encuentra aún en el suelo, esperando a que alguien con un corazón sano lo recoja.

Me pregunto si el teléfono sonará. Me odio por adelantarme tan inútilmente.

Puede que parezca que estoy completamente bien. Sin embargo, realmente me hiere. Supongo que no estábamos destinados a estar juntos. Me pregunto si mis sentimientos se notarán en el espejo. Me imagino tus labios, Antonella, los que te he dibujado son azules.

«Solo no me siento cómodo, así estoy yo. En un día bonito como este ¡Cómo es que todo es tan difícil sin ti!»

— ¡Lucas, sal de esa mierda y vienes ahora mismo!

Sandra abrió la puerta y me encontró tirado en la cama.

— ¿Qué quieres? —giré mi cuerpo y la vi con el brazalete de Antonella en sus manos, o lo que quedaba de él—, ¿Qué haces con eso?

No respondió a mis interrogantes, a sus espaldas aparecieron Santiago y Karla. Tenía días sin hablar con mi mejor amiga, creo que vienen por algo.

— Ese no es tu problema —Karla empujó a Sandra (obviamente con suavidad, no queremos un pleito entre ambas) y llegó hasta mí—, Sabes que no puedes quedarte aquí como una gallina llorando ¿Verdad?

— No estaba llorando...

— Eres drogadicto, entonces.

Giré mi cabeza hacia el espejo y vi que tenía los ojos un poco enrojecidos, pero no por llorar. Karla me jaló del pelo y me levantó, era más baja que yo, pero aún así tenía que obedecerla.

— ¿Qué hacen aquí? —suspiré, mientras me encogía—, Pueden irse

— Ah, vaina. Yo vivo aquí, Santiago también y tuve que ir hasta el quinto coño para buscar a Karla y no para que me la corras así. Me haces el favor y te vistes.

Sandra lanzó el brazalete en la cama y buscó ropa en mi clóset.

— ¿Qué planean? No hay nada que hacer, Antonella no se alejará de su madre. ¿Para qué viniste?

— Para que la piruja, madre de Antonella aprenda una lección. —Karla se sentó en mi cama—, No hay un plan, pero creo que si Antonella realmente te ama, no te dejará. Incluso si su madre se lo prohíbe 

 Incluso si su madre se lo prohíbe 

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Antonella

¿Puede alguien detener el tiempo un rato?

Siento que un gran error acaba de ocurrir

Trato de reírme de ello. No obstante, me compadezco de mí misma Digo que estoy bien, pero, no sé qué hacer sin ti. Me encuentro sola en este espacio trivial, Lucas. Me imagino tus recuerdos, son azules, ahora lamento haberte tratado así.

Mexizolanas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora