Sandra
No tengo la certeza de saber lo que ocurrió en mis sueños, pero sé que algo pasó en la vida real. No tengo la certeza de saber si estuve en contacto con Lucas, pero hay algo cambiado en la mañana. Hay algo alegre en el sol, algo que nunca había visto; un brillo especial.
Salí de mi cama en la mañana, nunca estaba despierta tan temprano para ir a trabajar, pero hoy, las cosas cambiaron. Cuando ya estaba vestida y lista para irme, llegó una llamada al teléfono de la casa, a diferencia de muchos, ese si estaba en buenas condiciones, no lleno de polvo, ni sucio como el que tenía en Venezuela.
El que tenía en mi hogar...
— ¿Aló?
— Sandra... —la voz de mi novio me sorprendió
— Amor... ¡¿Cómo estás?! ¡¿Cómo está Lucas?!
Escuché que la puerta de los padres de Lucas y Santiago se abrió a mis espaldas.
— Tienen que venir, ahora.
— ¿Es mi hijo? —la madre de mi novio se acercó, estaba pálida y con ojos rojos
Asentí con mi cabeza mientras veía que el padre de Lucas aparecía de otra habitación. Aparentemente no habían dormido juntos...
— ¿Por qué? —giré mi cabeza para quedar frente a ellos. Continuaba hablando con Santiago por teléfono—. ¿Qué le pasó a Lucas?
La madre de Lucas se llevó una mano a la boca. Su padre estaba inquieto, no paraba de temblar. Me asusté un poco al verlos, si algo no podía soportar, era verlos llorar. Ellos son mi familia, si algo les duele, me duele aún más a mi.
— No te preocupes, ya no está en peligro.
Sonreí al escucharlo. Le agradecía a Dios moviendo mis labios y observando hacia arriba. Miré a sus padres y vi que intercambiaban miradas de asombro, sin saber lo que pasaba por mi mente.
— Habla con tus padres. Creo que necesitan escucharte más que yo.
Le entregué el teléfono a su madre e inmediatamente lanzó un grito de alegría. Su sonrisa me llenó completamente de felicidad. Su padre no tardó en acercarse y ella lo abrazó.
«Que arrecho, hasta en México lampareo. Corpoelec estaría orgullosa de mi...»
Alejé ese pensamiento de mi cabeza y seguí sonriendo al ver la emoción de sus padres al escuchar noticias sobre Lucas. Cuando recordé mi sueño, fue cuando dejé de hacerlo.
¿Acaso yo había ayudado a despertarlo? Es tan improbable, pero si baso mi vida en probabilidades, realmente no sé si estaría en México. Si Lucas despertó, me niego a creer que es una casualidad.
— ¡SANDRAAAA! —un grito inoportuno se escuchó fuera de la casa
Salí rápidamente para ver si todo estaba bien. Supe que la respuesta era un no, cuando vi a Karla encima de un auto mientras Stephanie le decía que bajara de allí.
— ¿Ustedes son estúpidas? —reí al verlas palidecer al verme—, Bajen de ahí. Hay buenas noticias.
Karla se lanzó al suelo y Stephanie le metió un buen golpe en la espalda.
«¡¿Golpe?! ¿Acabo de decirle golpe a un coñazo? Creo que México empieza a afectarme...»
— ¿Lucas está bien? —Stephanie se dio la vuelta, Karla aprovechó eso y la empujó.
— Parecen niñas de tres años... —rasqué mi cabeza frustrada—. Y si, Lucas mejoró.
Ambas entraron a la casa y se encontraron a una pareja feliz dentro. La madre de Lucas estaba tarareando una canción, de esas del siglo pasado. Su padre preparaba el desayuno, todo era tan diferente a hace unos minutos. Todos ignoraban que aún no había respuesta de Antonella y que posiblemente esté muerta ahora mismo. Parece que soy la única a la que le importa Antonella.
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Mexizolanas ©
Teen FictionSinopsis: Una noche, Sandra Villarreal escapa a una fiesta en su natal Caracas. Allí es víctima de un intento de violación por parte de su novio. Logra escapar con algunos rasguños gracias a un policía experimentado y sale de allí, sin saber que se...