dieciocho.

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Michael se había prometido a si mismo dejar de involucrarse en cualquier cosa que tuviera que ver con Luke Hemmings.

Necesitaba dejar de sentir aquella presión en el pecho cada vez que lo veía con alguien más, como le paso el día anterior. No podía permitirse a si mismo seguir sintiendo algo por aquel chico. Sabia que lo mejor que podía hacer era alejarse y dejar que el rubio siguiera con su vida.

Aquel plan parecía perfecto y estaba funcionando bien, especialmente cuando logro alejar a Luke en la clase de música aun así no hubiera querido hacerlo. Bueno, todo iba bien, hasta ahora.

Su esfuerzo se había venido abajo hace tan solo unos pocos minutos, cuando se encontró con Luke peleando con el mismo chico que estuvo besando el día anterior.

Sabia que lo mas sabio hubiera sido pasar de frente, ignorarlos y dejar que continuaran con lo suyo, después de todo era demasiado obvio que Luke ganaría sin ningún problema, pero sabía que aquello no importaría demasiado si es que el director lograba llegar antes. Eso solo acabaría con Luke Hemmings fuera del equipo.

Y no, no podía simplemente pasar de frente y dejar que le quitaran al rubio lo único positivo que quedaba en su vida luego de haber peleado con su padre, además de ver lo mucho que se había estado esforzando en los últimos entrenamientos que había ido a ver.

Para su suerte ninguno de los chicos termino con grandes daños y estaba seguro de que Jake no se quejaría con el director, así que ese tema estaba resulto. Ahora, el único problema era tener a Luke Hemmings entre sus brazos.

—¡Que me sueltes, Clifford! —exclamo el rubio llamando su atención mientras continuaba retorciéndose.

Los ojos de Michael examinaron los pasillos, dándose cuenta de que estos había vuelto a estar vacíos después que el espectáculo había terminado y la campaña ya había sonado hace unos cuantos minutos. Ambos estaban solos, de nuevo.

—Cuando logres calmarte y me digas porque mierda casi matas a ese chico —respondió Michael sin tener ninguna intención de soltar al menor.

—¿Desde cuando te importa ese chico? —pregunto el rubio a la defensiva, rindiéndose y recostándose en el pecho del mayor.

—¿Celoso?

—Que te jodan, Clifford —respondió Luke para después reír sarcásticamente —. Oh cierto, olvidé que ya yo lo hice —. Michael solo blanqueo los ojos.

—Te llevare a mi casa a curarte las heridas —aviso, soltando las rubio de su agarre para poder agarrarlo de la muñeca y arrastrarlo por el pasillo —. Si alguien más te ve así estarás en problemas.

—¿Desde cuándo te importo?

—¿Las llaves de tu auto? —pregunto Michael evitando la pregunta. Luke solo saco la llave de su bolsillo y se la entregando, dejando que lo continuara guiando hasta el estacionamiento.

En el momento que ambos subieron al auto todo permaneció en silencio. La mirada de Michael estaba concentrada en el camino delante suyo mientras conducía y Luke solo se perdía en su mente mientras miraba por la ventana de su costado.

Así fue como el plan de Michael de dejar de involucrarse con Luke Hemmings se fue por completo a la basura. Ahora, en cambio, se encontraba dentro de su auto asegurándose que estuviera bien y no se metiera en mas problemas.

No es así como imagino que sería su viernes.

A los pocos minutos ya ambos se encontraban estacionados frente a la casa de Michael, donde Luke volvió a ser arrastrado por la muñeca hasta la entrada al ver que no tenia intenciones de salir del carro.

Su casa era de un tamaño promedio, contaba con solo una planta, pero esta se encontraba bien distribuida. Tenia tres habitaciones (uno que era usada de depósito), un baño, una cocina y una sala, como cualquier casa promedio de una persona de clase media. No era demasiado, pero era acogedora y perfecta para él y su padre.

Ambos adolescentes caminaron hasta el cuarto de Michael, donde este dejo al rubio descansar en su cama mientras iba por el botiquín que guardaba en el baño (el cual era constantemente usado últimamente). No tardo demasiado en volver a la pequeña habitación, encontrándose con Luke mirando cada pequeño detalle de su habitación. Aquellos ojos azules se encontraban mirando los diferentes posters pegados en la pared, para pasar a la mediana televisión, la cual contaba con un Play Station y al ultima en el pequeño escritorio.

—¿Así que aquí es donde vienen los chicos y chicas que te coges? —pregunto el rubio, aun con la mirada algo perdida en los afiches de la pared.

—No, los llevo a la sala —respondió, pasando a sentarse al lado del chico herido y abrir el botiquín —. Levántate la camiseta.

Luke, para la sorpresa de Michael, obedeció sin decir algún comentario sarcástico, logrando que pudiera aprovechar el silencio para concentrarse y poner crema a sus costillas para luego envolverlas con gasa los pequeños rasguños.

—¿Es verdad que te cogiste a ese chico en los baños? —volvió a hablar Luke, mientras Michael seguía concentrado en los vendajes.

—No, solo nos besamos —respondió el mayor, con la mirada fija en el pecho del chico en un intento de evitar su mirada.

—¿Por qué?

—¿Por qué tendría que haber una razón para que yo pueda besar a un chico, Luke? —pregunto Michael para después suspirar —. No tendrías que preguntarme "Por qué" cuando yo tampoco pregunto por la chica con la coqueteabas ayer.

—Espera ¿Fue por eso? —cuestiono Luke, levantando una ceja claramente confundido —. Mierda, no. Ella siempre me acosa con sus malditas preguntas para el periódico escolar.

—Tu no hacías nada para detenerla —murmuro Michael mas para el mismo, esta vez levantando la cabeza y poniéndose crema en las manos para poder aplicarla a la mejilla del rubio.

—Porque si me quejaba o la rechaza podría hablar mal de mi en el periódico escolar. Lo que menos quiero ahora son mas problemas con mi padre —aclaro de igual manera el menor y soltó un suspiro de frustración —. Lamento si pareció otra cosa.

—Por esta mierda he estado evitándote —dijo Michael algo molesto, pasando sus manos por su rostro y quitándose su capucha en el proceso, dejando ver su cabello azul —. A mí no debería importarme con quien mierda salgas, al igual que a ti no debería importarte a quien beso.

—Me gusta tu cabello, combina con mis ojos —comento el rubio provocando que Michael volviera a blanquear los ojos —. ¿Hay algo de malo en que me importe?

—Somos malos el uno para el otro, Luke. ¿Qué acaso no te das cuentas? —explico el mayor, acariciando la mejilla sana del chico —. Solo usamos a las personas y las desechamos sin importarnos como se sientan. Somos con dos monstruos sin sentimientos que claramente solo se romperían entre ellos estando juntos.

—Yo jamás te haría daño, Michael. Lo que estoy sintiendo por ti es diferente, es algo que jamás había sentido y quiero intentarlo —respondió el rubio mirándolo fijamente a los ojos —. ¿Y si ya me cansé de ser un monstruo entre los hombres?

—No valgo la pena, Luke. Soy una horrible persona con la que solo perderías tu tiempo —confeso Michael, sintiendo como pequeñas gotas salían de sus ojos mientras su mano seguía acariciando la mejilla del menor.

—Solo bésame —pidió Luke, posicionándose sobre sus muslos y colocando los brazos alrededor de su cuello —. Haz lo que quieras conmigo, Michael Clifford.

Sus ojos verdes miraron los azules en frente suyo con máxima adoración. Sabía que Luke podía ser su salvación o ultimo que lo mataría, pero quería arriesgarse.

Se arriesgaría a permitirse sentir algo por el chico de ojos azules que ya tenia su corazón. 

Monsters Among Man||muke Donde viven las historias. Descúbrelo ahora