Monsters Among Man||muke

once.

Se había roto.

Se había roto en frente de Luke Hemmings y aquello no podía importarle menos.

Estaba abrazándolo, con los brazos alrededor de su cuello sin ninguna intención de soltarlo, mientras lloraba sobre su pecho y sentía unas delicadas caricias en su espalda, que intentaban calmar sus sollozos.

No recordaba en que punto había explotado, pero sabía que no podría seguir actuando como si nada pasara después de la noche pasada, especialmente luego de haber consumido aquellas drogas en la escuela, las cuales parecían estar teniendo efectos secundarios y jugando con sus emociones.

Porque, mierda, aunque sabía perfectamente que nada de esto era su culpa, en su cabeza solo podía escuchar las palabras que su padre le había dicho mientras repartía golpes a su rostro. Lo que mas le iba a costar seria tener que volver a hablar con su padre e intentar solucionar todo esto ya que se estaba saliendo de control y no le gustaba. No le gustaba para nada perder el control porque si no cosas como estas pasaban.

Sus sollozos ya habían parado hace unos cuantos segundos, causando que lentamente se separara del cuerpo del rubio para poder limpiar sus lagrimas con las mangas de su polera. Soltó un suspiro y miro su regazo, intentando regular sus respiraciones.

—¿Estamos mejor? —pregunto el chico enfrente suyo. Él asintió.

Luke no volvió a decir otra palabra más, cosa que agradeció demasiado, pasando a esparcir crema por sus moretones. Los dedos del rubio pasaban delicadamente por su rostro, en un intento de no hacerle daño, hasta llegar a sus labios, donde se tomo tiempo de más, fijando su completa atención.

Aquello lo estaba tentando demasiado.

—Si quieres besarme solo hazlo.

—Te puedo lastimar —dijo el rubio, serio por un momento para después soltar una pequeña risa —. Literalmente, tu labio está roto.

Michael se encogió de hombros y agarro nuca del rubio, acercándolo aún más, para enrollar sus piernas alrededor de sus caderas y poder finalmente juntar ambos labios repentinamente, tomándolo por sorpresa.

El beso era apresurado y algo ansioso, casi sin ningún rastro de sentimiento en este (o eso era lo que creía). Aun así, podía notar que Luke quería que el beso fuera lento, en un intento de no lastimarlo, pero no le importo, él estaba concentrado en devorar aquellos labios, succionándolos y agarrándolos entre sus dientes. Hasta el momento que un jadeo de dolor salió de sus labios, cuando el rubio roso casualmente los dientes con estos.

—¡Auch! —exclamo, agarrándose cuidosamente su labio inferior con las puntas de sus dedos.

—Te lo dije —se burló un poco el rubio, pegando la frente contra la suya mientras intentaba recuperar el aliento.

—Valió la pena —se excusó, apartando a Luke de enfrente suyo, para luego bajar del lavabo y poder dirigirse a la puerta. Lastima que la muñeca del rubio evito su escape.

—¿Me dirás que fue lo que paso? —pregunto Luke, mirando sus ojos por ultima vez antes que se pusiera sus lentes.

—Fue mi papá —respondió simplemente, ajustando los lentes sobre su rostro. Sin darse cuenta Luke ya había echado llave a la puerta, parándose frente a ella, evitado que él pudiera salir —. Mierda. ¿Ahora que quieres, Hemmings? Debo irme a mi casa.

—¿Te iras así simplemente donde el hombre que te destrozo la cara? —pregunto Luke, levantando un poco la voz, poniendo sus brazos sobre sus hombros.

—Solo estas celoso porque él hizo un mejor trabajo que tu —intento burlarse, riéndose amargamente —. Es complicado, Luke.

Sabia que no tenia porque explicarle o aclararle algo al rubio, si quiera debería estar tomándose la molestia de seguir aquella conversación, pero muy en el fondo solo quería poder confiar sus problemas a alguien. Nunca había podido tener la valentía de contarle a Calum los días en que su padre solía venir ebrio a casa de los bares o la verdadera historia de porque su madre los abandono. No podía. Sentía vergüenza de admitir en voz alta todo lo que pasaba en su pequeño y roto hogar.