extra uno.

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—¿Quién invito a los de la facultad de deportes? —pregunto uno de los presentes en voz alta, ganando la atención de unos cuantos.

Michael se encogió en su asiento, sabiendo que él era el culpable de aquello. Pero, por favor, no había ninguna regla que dijera no podía invitar a nadie mas aparte de las facultades de arte. Ni siquiera entendía porque a alguno de ellos no soportaban a los deportistas. Todo ese era demasiado estúpido. Dios, ya no estaban en la secundaria.

Además, estaba seguro de que todos los presentes no eran de la facultad de arte, estaba seguro haber visto a un pelinegro de ciencias. El mismo que había visto corriendo por el campus en busca de su rana.

Si, ciertamente no era la secundaria, pero era casi parecido. Nadie era lo suficientemente maduro.

—Deja de quejarte, Edwin. Solo estas celoso porque ellos son mucho más guapos que tú. Ahora ábreles la puerta que no eres el líder de esta fraternidad —respondió otro de los chicos. El mismo castaño que lo había invitado a la fiesta y su compañero de clases de apreciación musical.

Sus ojos verdes fueron a parar a la puerta de la gran casa en la que se encontraba, de donde estaban ingresando algunos chicos del equipo de fútbol de la universidad. No pudo notar ninguna cara molesta de parte de otro estudiante, a parte de la del que abrió la puerta.

Mas bien, casi el mayor porcentaje de los presentes ya se habían acercado a darle la bienvenida a los chicos y algunas chicas del grupo femenino de vóley. Si, posiblemente alguien exagero cuando le permitieron llevar a algunos amigos. O tal vez ese alguien contaba con mas amigos de los que pensaba que tenía.

La música había empezado a subir su volumen y mas personas empezaba a acercarse al centro de la sala a bailar mientras él se encontraba cómodo sofá, en la acogedora esquina que había decidido estar tomando su tercera lata de cerveza. Bueno, eso hasta que el castaño de hace un momento llego a hacerle compañía junto a su grupo de amigos.

—¡Hey, Michael! —dijo el chico, tomando asiento a su lado y poniendo su brazo sobre sus hombros —. Es raro verte apartado en una fiesta. ¿Esperas a alguien?

—Bueno, en realidad-...

—¿Qué dices si jugamos verdad o reto? —sugirió el chico antes que pudiera responder, siendo apoyado por las otras casi cinco personas que habían tomado asiento alrededor suyo.

Michael sabia muy bien que nada podía salir bien con esos juegos. Sus experiencias universitarias se lo habían demostrado. Él casi siempre evitaba ese momento en las fiestas, prefería bailar o pasar el rato con sus compañeros, no involucrarse en juegos que ciertamente sabía que podían meterlo en problemas. No, claro que no. Lo que tenía que hacer ahora mismo era salir de ese de ahí e ir a algún lugar seguro.

Antes que pudiera responder una rubia se acerco al grupo junto a un chico que no pudo distinguir bien gracias a la poca iluminación en el lugar, captando la atención del castaño.

—¿Tyler, te molesta que mi nuevo amigo y yo nos unamos? —pregunto la chica, claramente en estado de ebriedad, robando el momento de Michael para poner alguna excusa y no jugar.

—¡Claro que no! Mientras más, mejor —respondió el tal Tyler, hablando en voz alta por la música, haciendo que Michael tuviera que escuchar aquello demasiado cerca de su oído.

—Te dije que no soy tu amigo y estoy en busca de Michael-...

El nombrado volvió a fijar sus ojos en el chico que estaba hablando y por fin encontró a su prometido. Luke se encontraba intentando salir del agarre de la rubia, quien ya había tomado haciendo el pequeño circulo que los demás ya habían hecho.

Monsters Among Man||muke Donde viven las historias. Descúbrelo ahora