veinticuatro.

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Sus dedos jugaban con la pequeña taza de té que ya se encontraba en la mesa, sin el líquido dentro, mientras pensaba en todo lo que había pasado en un solo día.

No sabia de donde había logrado sacar las fuerzas para correr de la comisaria a la de Luke Hemmings (o como había logrado acordarse de la dirección). Pero, ahora se encontraba ahí, con la cabeza descansando en los muslos del rubio y la mano de este acariciando su cabello.

Si era sincero hace tan solo unas horas no estaba seguro de que se encontraría acá después que su padre lo hubiera golpeado, ni siquiera creyó que llegaría a salir vivo de aquella casa. Y todo fue gracias a un maldito plato que había tirado contra la pared con las pocas fuerzas que le habían quedado, además de sus vecinos, quienes se encargaron de llamar a la policía (aunque prefería darle mas agradecimiento al objeto inanimado).

La parte más difícil había sido tener que ver a su padre esposado y ser subido a una patrulla, además de tener que responder todas las molestas preguntas de los oficiales, la cuales no estaba seguro haber respondido demasiado bien gracias a su falta de concentración en ese momento. Ver a su padre tras la pequeña celda de la estación de policías tampoco ayudo demasiado, solo le causo el sentimiento de un nudo en el estómago y ganas de vomitar. Se suponía que aquel hombre tras las rejas era la misma persona que siempre estuvo ahí para él, que se esforzaba por darle una vida digna y a la vez su agresor. Sabía que su padre era bueno, solo estaba roto. Mucho más roto que él.

Lo único positivo de todo lo que había pasado hace unas horas era que gracias a su mayoría de edad (19 años) no tuvieron la necesitad de ponerlo en ninguna casa hogar, lo dejaron vivir en la casa de su padre, con un cheque que mensualmente iba a recibir que le bastaría para subsistir.

—¿Qué piensas, gatito? —murmuro Luke sin detener sus caricias, las cuales lo estaban adormeciendo.

Oh, claro. Tampoco olvidar la segunda cosa positiva que le había pasado el día de hoy. Luke Hemmings había admitido estar enamorado de él, cosa que no podía terminar de procesar. Solo sabia que confiaba en el rubio y se sentía seguro a su lado, lo demás ya se encargarían ellos juntos.

—En como sobreviviré por mi cuenta —bufo —. Creo que ni siquiera se hervir agua. ¿Cuántos minutos eran? —pregunto casi en un tono serio, logrando que el rubio se riera.

—Puedo hablar con mi mamá para que te quedes aquí —ofreció Luke, haciendo que Michael se incorporara para poder verlo a los ojos sin creer lo que estaba diciendo.

—¿Hablas enserio? —pregunto en un tono serio el teñido —. No me gusta entrometerme, lo sabes. ¿Estás seguro?

—Si, Mike. Hablare con ella, y no te preocupes que aun así no lo mencionara capaz ni se darían cuenta que estas aquí —aseguro el rubio y se encogió de hombros —. Mis padres pasan la mayor parte del día en sus oficinas, solo estamos juntos una vez a la semana y esos días podrías visitar a tu padre si quieres.

Michael sonrió emocionado con la idea, además de sentirse aliviado de no tener que recurrir a posiblemente quemar la casa. De lo único que estaba un poco preocupado era sobre el padre de Luke, gracias a la relación tensa que ambos aun mantenían.

A él nunca le gusto meterse en la vida de los demás ni ser una clase de "carga" para los demás, no quería aprovecharse de la pena que las personas pudieran tenerle al saber el desastre que era. Pero, con Luke era diferente. Sabia que él no le tenia pena, solo estaba preocupado y quería estar seguro de mantenerlo a salvo.

—Supongo que puedes hablar con ella —dijo Michael, pasando a jugar con las mangas del largo suéter como hacía de costumbre.

—Genial. Tenemos bastantes habitaciones que casi nunca usamos.

Monsters Among Man||muke Donde viven las historias. Descúbrelo ahora