Capítulo 67 (Jughead)

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Estaban regresando ya a su hogar. El avión había salido con algo de demora, pero estaban tan felices que eso no les importó.

Ya iban dos horas de vuelo, y sus tres mujeres favoritas, tostadas ahora por el sol, se habían adormilado.

El se quedó despierto, con el libro abierto en la mano y pensando en todo lo que había sucedido en el viaje: sus nuevos amigos, los paisajes que nunca olvidaría, las horas compartidas con su familia y Betty, la muchacha con cabellos de trigo que se robaba todos sus pensamientos.

La noche que se entregó a él, nunca la olvidaría. Su hermoso ángel le había dado todo a él, que era oscuridad, un mentiroso y un hipócrita.

Había sido su primera vez y él había sido el elegido para que la hiciese mujer. Él siempre sería el primero, - y el último agregó-. Se esforzaría para ganar su amor día a día, para ser el merecedor de su alma, para ser su devoto amante hasta que sus días lleguen a su fin.

El ya lo había decidido, sería su antes y después, su alfa y omega. La había tatuado en sus huesos, se había convertido en el aire que respiraba, en el agua que bebía, en su religión.

Pero él tenía cosas que cambiar, tenía que haber alguna manera de poder salir del bucle enmarañado en el que se encontraba, sin daños colaterales.

Ya no quería mentir, no quería más chantajes ni peleas. Deseaba con su alma ser libre, dejar su oscuridad atrás y que la luz de su ángel lo ilumine.

Con todas estas reflexiones rondando su cabeza, se durmió también, agotado, porque el yin y el yang de su pecho lo oprimían más que nunca.

Vuelta a la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora