Capítulo 4 (Jughead)

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Acepté la mano que me extendía Betty Cooper y sentí un chispazo de energía apenas contactaron nuestras palmas. El saludo duró más de lo considerado normal, ya que había encontrado a mi chica de la ventana.

Si hubiese podido la hubiera traído más cerca para sentir su perfume. Desde aquí se podía oler su fragancia a flores frescas y a jabón que desprendía. No quería desperdiciar la oportunidad que me daba el destino, por eso muy en contra de mi la solté y metí las manos en los bolsillos, no vaya a ser que se vuelvan locas y quieran intentar tocarle la mano de nuevo.

La vi sonrojarse. Maldición. Se dió cuenta al igual que yo que el saludo fue, a lo sumo, raro.

Encontré mi voz: -Mucho gusto Betty Cooper. Así es, soy Jughead Jones.

-Muy bien Jughead, es hora del gran Tour- e hizo un gesto muy gracioso con sus brazos como si presentara un gran show.

Le sonreí y le dije que estaba listo. Mientras ella me iba contando la historia del lugar, donde quedaba cada clase, quienes asistían a la escuela y muchas cosas importantes por el estilo, yo lamentablemente no escuche casi nada de lo que dijo. 

Íbamos caminando cerca uno del otro, y su presencia empezaba a despertar un fuego que no pensé que podría llegar a sentir. Cada vez que se volteaba a ver si había escuchado o si había entendido, le miraba aquellos labios rosados, o esos ojos enormes llenos de preguntas y una chispa de diversión.

Maldita sea, debería estar escuchando lo que la hermosa Betty me estaba diciendo. ¿Qué me había dicho acerca de Archie ? ¿Cuál había sido la excusa por la que el destino me había juntado con Betty en ese momento?. Ni eso podía recordar.

No era bueno estar cerca de ella. Me despistaba, me hacía desear cosas que no eran posibles. Tenía que detener esto o acabaría besándola en cualquier rincón y eso no sería bueno. Para ninguno de los dos.

-Betty disculpa - le dije tomándola del antebrazo para que se detuviera. -No quiero ser grosero pero no puedo seguir con el recorrido ahora. - ante esto hizo un mohín tan tierno que desarmó más de una defensa que tenía levantada. Pero eso no podía pasar, tengo que  ser fuerte, no puedo dejarla entrar así como así. - Ya le diré a Archie que continúe en otro momento desde donde quedamos nosotros, porque el director me espera para ver unos papeles y se me fue la hora.

Mentiroso, maldito mentiroso, pensé.

-Esta bien Jughead. Nos veremos por ahí, supongo - me despidió suavemente y mirándome fijamente con sus grandes ojos, ahora esmeraldas.

Que bien sonaba mi nombre en sus labios. Si lo volvía a decir de esa manera no respondería de mi. 

Luego de un instante pensé: al diablo con las convenciones, con mis barreras, porque cometí el error de mirar sus labios: -Adiós Betty Cooper- y ahí fue donde traspasé toda frontera que me había impuesto y las impuestas por la sociedad, para besarla en los labios.

Fue un beso corto, pero lo suficientemente intenso para sentir un escalofrío en todo el cuerpo.

Si me quedaba, cometeria el error de seguir besándola, ya que ninguna excusa sería capaz de detenerme. Así que por eso, sin mediar palabra alguna, cuando me separe de ella, giré sobre mi mismo y me fui.

Vuelta a la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora