Capítulo 66 (Betty)

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Me depositó suavemente en la cama, y él se colocó de costado al lado mío.

Me giré y lo ví a los ojos.

Ahora eran de un azul profundo, como el océano de esta playa a la medianoche.

Afuera llovía y llovía, pero realmente no me importaba. El armagedón podría estar sucediendo en este instante, y tampoco me importaría. Jughead me estaba acariciando, despacio, suave, como si él también pensara que el armagedón estaba aquí y esto sería lo último que haríamos.

Acariciaba con una mano las curvas de mi cuerpo, arriba y abajo, arriba y abajo.

Ante su tacto, mi piel se ponía como de gallina...

Me quemaba por dentro esta nueva necesidad que nunca había sentido antes, una necesidad profunda de él, de su cuerpo y su alma.

Lo atraje hacia mí y lo besé saboreando despacio su lengua y sus labios. Me separé de su boca y besé su cuello, succionando también el lóbulo de su oreja como él lo hizo conmigo.

Suspiró y me empujó suavemente sobre mi espalda para subirse encima mío.

Bajó para susurrarme al oído: - eres lo mejor que me ha pasado en la vida, ángel.

Lo miré de nuevo a los ojos, que ahora eran oscuros como la noche y respondí que lo amaba.

Sobre la mesa de luz había dejado sus cosas de donde sacó un condón. Se lo colocó y se puso encima mío nuevamente.

Me tensé ante esto porque estaba nerviosa y cerré mis ojos, pero él tomó mis manos y las puso al costado de mi cabeza y entrelazó sus dedos con los míos. Me besó suavemente mientras me decía: -mírame ángel.

Abrí los ojos y lo miré.

Cuando sentí su sexo dentro del mío, gemí de placer y dolor, y volví a cerrar los ojos.

-Mirame ángel por favor- me susurró al odio.

Cuando los abrí, vi el amor en sus ojos de tormenta y me relajé entre sus brazos.

El volvió a enterrarse en mí, una, dos, tres veces. Con cada ida y vuelta, mi cuerpo se iba amoldando al suyo.

Siempre me había imaginado que hacer el amor con la persona que amas sería como sentir fuegos artificiales en tu interior, pero no tenía que ver con eso. No estaba relacionado con la tormenta, sino con la calma que sobreviene después. Se sentía cálido, como un día de sol en primavera.

Vuelta a la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora