Capítulo 43 (Betty)

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Jughead me besó, y eso me trajo de vuelta a la vida. Como en la canción, él tenía que tocarme para que volviera a este mundo.

El beso se profundizó en pocos segundos. Luego, se separó de mí, y me dijo con voz ronca al oído- me vuelves loco Elizabeth.

No dejé que siguiera hablando, porque ahora era yo quien lo estaba besando. Oh Santo Dios, era un beso desgarrador. Todo lo sufrido estaba puesto ahí, en nuestras lenguas que danzaban dentro de la boca de cada uno, como si cada beso, borrara el dolor de nuestra alma.

Tenía mis manos entrelazadas en su nuca, pero las bajé despacio por su espalda hasta donde empezaba el cinto de su pantalón. Luego volví a subirlas repitiendo el movimiento, pero esta vez por dentro de su camisa, disfrutando de los músculos que se marcaban en su espalda. El agarró mi cara con ambas manos y me dijo: -detente, por favor, no se cuanto más pueda contenerme si sigues haciendo eso- sus ojos ahora eran como la media noche,llenos de deseo.

- No quiero que te contengas- respondí osada.

El sonrió de manera lobuna, y me besó con desesperación. Yo enrede mis piernas en su torso y él me llevó en andas hasta el escritorio donde me sentó. Sus manos viajaban por mis muslos, llegando peligrosamente a la zona prohibida, ya que sus dedos rozaban, en lo que iban y venían, mi ropa interior.

Se separó de mi boca y me besó el cuello, succionando el lóbulo de mi oreja, lo que me ocasionó una oleada de placer que nunca había sentido. Gemí y arqueé mi espalda, enterrando mis manos en su melena suave como la seda.

Se separó de mi y me miró con intensidad, mientras que lentamente me despojaba de la parte de arriba de mi pijama. Se detuvo en cada constelacion de lunares de mi cuello, dejando un rastro de besos que encendían mi alma. Me miró después nuevamente, como si fuese una deidad, y suspiró bajito, con voz ronca: -oh Elizabeth eres preciosa, no voy a poder amar nunca otro cuerpo que no sea el tuyo.

Ante esta declaración, lo atraje hacia mi y lo bese con todo lo que tenía. Por donde sus dedos y labios pasaban, una ristra de fuego me quemaba la piel, despertando en mi un fuego que no sabía que ya se habia encendido por él.

Mientras continuaba sus besos, seguía acariciando la parte interior de mis muslos. Uff, nunca me había sentido así...

Ya estaba completamente lista para recibirlo, cuando con mi cadera me hice más hacia adelante, pegandome a su erección. Jughead, que me estaba besando, hizo un sonido grave y profundo con su garganta, que puso mi piel de gallina.

Iba a decirle que me haga suya cuando se separó de mí y dijo: -deberíamos detenernos -respiró agitado- si continúo no se si pueda parar.

Lo último que deseaba era que se detuviera, sólo quería que me besara de nuevo... Pero era cierto, teníamos que hablar. Tenía que decirle que lo amaba, que aunque era virgen, quería estar con él y de esta manera, no sólo fusionar nuestros cuerpos, sino también nuestras almas.

No respondí, sólo me dediqué a desabotonar su camisa. Mientras lo hacía, él no dijo nada, sólo me miró con sus hermosos ojos, de manera profunda, íntima.

Ya lo había visto sin camisa, pero igual me quitaba el aliento.. con las yemas de mis dedos recorrí el cuerpo de mi amado Jug, dibujando líneas y círculos.

Besé con devoción cada corte, cada herida, deseando que mis besos sean lo suficientemente buenos para sanarlo, como él me había sanado a mi con los suyos.

Vuelta a la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora