Capítulo 31 (Jughead)

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Mierda...

Jughead miró su reloj: eran las dos de la mañana. Tenía que apurarse... -De todas las peleas, esta tenía que ser la más difícil- pensó meneando la cabeza. Demonios. Se miró al espejo para colocarse bien el agua oxigenada en los dos cortes que tenía: uno grande en la ceja y el otro en el pómulo.

Hacía muecas cada vez que el algodón embebido tocaba su herida. Mierda, cómo ardía..Y así siguió jurando obscenidades por lo bajo, hasta que sus cortes estuvieron limpios y debidamente cubiertos.

La pelea había durado 5 asaltos. Su retador era bueno, realmente bueno. No como los atolondrados anteriores. Éste pensó bien cada movimiento, era ligero, escurridizo, y lo más importante, no lo había sobreestimado, así que había tomado sus precauciones. Igualmente, al final pudo vencerlo, porque se notaba que le faltaba entrenamiento. En el quinto asalto ya estaba cansado, así que no perdió la oportunidad, y le fue fácil ganar. Pero en los 3 primeros asaltos... vaya que lo hizo padecer.

Se había dado una ducha. Generalmente no usaba el vestuario del gimnasio, pero esta vez la situación así lo requería.Mientras lo hacía, buscó heridas graves y gracias a Dios no tenía ninguna. Sólo cardenales de golpes aquí y allí, pero nada grave.

Ya tenía colocado el mono rojo, solo faltaba ponerse la máscara nomas. Gracias al cielo era un disfraz con máscara, y con suerte estaría oscuro para evitar las preguntas de Betty.

Igualmente, sabía que a su novia no se le escapaba ningún detalle, al fin y al cabo era una de las cosas que más quería de ella.

Se peinó, perfumó y salió como alma que lo lleva el diablo, a su moto aparcada fuera.

Antes de subirse miró la hora: 2.30. -Genial- pensó, -antes de las 3 estaré llegando a la fiesta.

Y partió.

Vuelta a la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora