Capítulo 20 (Jughead)

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Me desperté con un terrible dolor de cabeza. Oh mi Buen Dios, era terrible intentar mover los ojos siquiera. Tosí, tenía la boca seca, pastosa.

Traté de mover mis brazos, desesperadamente, pero los tenía firmemente atados. Estaba tirado en el suelo frío, sobre lo que parecía ser una lona. Me encontraba de costado, en posición fetal. No sentía el lado derecho del cuerpo, que era donde estaba apoyado. Quizás hacía mucho que estaba en esta misma posición.

¿Qué hora sería? ¿mi familia estaría preocupada ? ¿y Betty?. Al pensar esto último, traté de zafarme con aún mayor premura, pero era imposible, tenía unas cadenas gruesas sujetandome las muñecas.

Dejé pasar unos momentos hasta que mi vista se ajustó y pude ver el panorama completo. Estaba en una especie de almacén. Veía cajas y bolsas por doquier. A lo lejos se escuchaban como gotas que caían, y había un olor en el ambiente, que juraría que me era familiar...

En ese momento se abrió la puerta del almacén donde me encontraba, y ví que entraban tres figuras: dos de ellas se apostaron en la puerta, y una se acercó a mi diciendo: - Vaya, si que debe ser incómoda esa posición. Déjame darte una mano -me levantó y sentó mirando hacia el frente.

Ya sospechaba quién podía ser, pero al ver su rostro no me quedó ninguna duda: Rocky.

- Pensé que habíamos hecho un trato - escupí con amargura y enojo- gané en buena ley.

- Oh, si lo hiciste, ¿pero quien te dijo a tí que yo era una persona a la que le importa la ley?- se rió de manera estrepitosa.

Sólo pude mirarlo a los ojos, dejándole ver toda mi ira y frustración.

- No te pongas así Jughead - su tono ahora era meloso- te traje hasta aquí para que hagamos negocios - hizo una pausa para sacar un sobre papel madera del interior de su chaqueta- Como me imaginé que no querrías hacerlo por las buenas, me vi obligado a hacerlo por métodos más, cómo llamarlos, persuasivos- sonrió sardónicamente- Esto nos convendrá a ambos.

Escupí hacia un costado diciendo: - No quiero tener negocios contigo, no quiero tener nada de nada.

- No, no, no - dijo moviendo la cabeza y haciendo un ruido extraño con la boca. La luz del almacén era amarilla y escasa, dejando que las sombras jugasen con el rostro surcado por las quemaduras de Rocky- esa no es respuesta que espero oir.

- Es la única que tendrás- sentencié.

- Supongo que es momento de hacerte cambiar de opinión- dijo mientras abría el sobre.

Sabía que dentro de ese sobre no podía haber nada bueno, pero no me esperaba lo que siguió a continuación.

- Me imagino que esta es tu madre - era una foto de mamá caminando con su uniforme al trabajo- Linda mujer tu madre, sería una pena que le pasase algo...

La ira comenzó a formarse como una bola en mi interior, y contorsionaba mi rostro. No quería responder, no quería caer en su sucio juego.

Pero sacó otra foto y dijo: - Esta me imagino que es tu hermana - miró la foto y rió - Podríamos decir que a ella le haríamos un favor si la matamos, es un estorbo para la sociedad.

Ante esto, saqué fuerzas de donde no tenía, y con mis piernas, las cuales no estaban atadas, me impulse hacia adelante, poniéndome de pie para estar a la altura de mi captor y con las cadenas con las que habían atado mis manos golpee su cara. Rocky cayó a un costado, agarrándose el corte que le había hecho, cuando sus matones me derrumbaron y comenzaron a golpearme para que me tranquilizara.

- Basta, no le peguen más-vociferó Rocky- creo que ha entendido -Mirame - continuó diciendo- no he terminado- sonrió de manera macabra- todavía queda una sorpresa más.

Yo respiraba con dificultad, habían golpeado mi estómago, no veía bien de un ojo y me dolían condenadamente los brazos. Oh, lo que este hombre sufriría... le haría pagar una a una las cosas que había dicho.

Rocky sacó del sobre una foto más y abrí grande el ojo que tenía bueno. No podía ser, era Betty. Estaba hermosa en aquella foto, con sus libros, yendo a la escuela.

La ira tomó forma dentro mío, ocupó cada rincón de mi alma y de mi cuerpo. No quedó espacio sin llenar...- Si llegas a hacerles algo, juro que te perseguiré a ti y a toda la runfla que te besa el culo, y los matare lenta y dolorosamente.

-Creo que el que tiene el control aquí soy yo, no tú- le recordó Rocky - No quiero hacerles daño, si haces lo que digo, nada les pasará. Quiero que pelees para mí- siguió diciendo- has dejado fuera de combate a mi mejor peleador en 5 minutos.  Debo reconocer que eso fue impresionante- su tono era de aprobación.

- Tendrías que pelear una vez por semana, con retadores de otros pueblos- continuó diciendo - la mitad de las ganancias de ese día serán tuyas.

Pasaron unos instantes antes de que respondiera. El quería que pelease. Había visto mi potencial.

 Mierda ¿en que me había metido?. Maldije a mi padre.. si el no estuviera preso.. pero no era momento de buscar culpables.

-¿Si me niego?- pregunté mirando su rostro con mi ojo bueno.

- No me dejaras más opción que matar a los que más amas- sentenció Rocky.

Estaba loco, el tipo estaba loco y sabía que si me negaba iba a cumplir su palabra. No importa donde se encontrasen, no habría forma de huir.

- Aceptaré. Con la condición de que habrá un contrato, para que cumplas con tu palabra.

-Hecho - respondió y se puso de pie- tu primera pelea será en una semana. Ah y nada de perder ¿me oíste? Porque habrá consecuencias, y no serán agradables.

Dicho esto, se dirigió hacia la puerta por donde había entrado y con sus matones, salió al exterior.

A los minutos, entraron dos personas encapuchadas y vestidas de negro, las cuales me levantaron y me llevaron a rastras hasta la salida. Al salir logré ver la Van en la que había sido secuestrado y nada más; ya que un golpe en la cabeza, me hizo perder la conciencia.

Vuelta a la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora