Capítulo 37 (Betty)

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Nunca me han gustado mucho los domingos. Siempre me pusieron melancólica, y mi cuadro de melancolía dominguera empeoraba si el día estaba gris.

Así, exactamente como hoy. Caía una garúa bien fina, y por la ventana entraba el olor de la lluvia mezclado con el del bosque. Al menos esos olores acariciaban mi alma adolorida y rota.

Estaba sentada bajo la ventana de mi cuarto, mirando el horizonte. No se divisaba a nadie en la calle, menos a un hermoso muchacho con ojos como mar y cabellos como la brea, mirando hacia su ventana.

Había dormido poco y mal, desde que Kevin se fue. Tenía sueño, pero no podía dormir. Apenas apoyaba la cabeza en la almohada, todas las imágenes de las cosas hermosas vividas con Jug y las tristes, se mezclaban y me torturaban lentamente.

Más lágrimas surcaron mi rostro y me las seque. Luego, miré mi reloj que marcaba las 2 de la tarde..

Mamá pronto llegará del trabajo y tendré que esmerarme un poco para que mi dolor no se note, y no haga preguntas.

Me lavé el rostro, me hice una colita y bajé a preparar el almuerzo.

Estaba terminando de hacer la salsa, cuando mi teléfono comenzó a sonar.

Ilusionada, corrí a la mesa del comedor a buscarlo y me fijé en la pantalla: era Kevin. Con un suspiro de decepción atendí: -¿Hola?

-Hola amiga querida, ¿cómo estás? ¿dormiste?.

Arrastrando los pies volví a terminar la salsa al pesto. Le contesté: - mal amigo, domi muy poco- sonando muy triste.

- Oh mi querida Betty, me partes el corazón- dijo él. - Ya aparecerá en tu puerta amiga, para que hablen del asunto, sólo dale tiempo.

-Tiempo- repetí- no tengo tiempo. Lo quiero ya, ahora, aquí conmigo- se me quebró la voz- no sabes todo lo que lo amo, la falta que me hace.

-Wow Betty, detente- respondió Kevin- ¿amarlo? ¿no es decir mucho ya ?.

-Oh Kevin, todavía no le dije a él que lo amo, pero lo hago- contesté. -Se metió en mi corazón, e hizo del mismo su morada. Se metió en mis huesos también, dejando un dolor físico cada vez que no tengo su calor. - Voy a enloquecer- sollocé.

- Betty, amiga. Sentir eso por una persona es hermoso pero doloroso a la vez. Quiero que tengas la certeza, que Jughead siente lo mismo o más por ti, y que pueden pasar todas las tormentas habidas y por haber- sentenció Kevin.

-Dios te escuche amigo- dije sinceramente. En ese momento escuché el movimiento de las llaves en la cerradura; ya era mamá.

- Oye amigo, tengo que colgar, ahí viene mamá- dije finalmente.

- Ok amiga bella, volveré a llamar más tarde. Cambio y fuera- fue lo último que dijo y cortó.

Mi mamá al entrar dijo: -¡ Hija, llegué!.

-Hola mamá- grité desde la cocina- ve a la mesa que ya sirvo la comida.

Ya estaba la mesa puesta y mi mamá sentada cuando llevé los platos a la mesa. Nos dimos un beso a modo de saludo, bendecimos la mesa y comenzamos a comer.

-mmmm esto está muy rico, hija- dijo mi mamá- muchas gracias por prepararlo.

- De nada mamá- respondí.

-Cuéntame cómo te fue anoche- dijo sirviéndose una copa de vino- ¿a todos le gustó tu disfraz?.

-Estuvo lindo -hice mi mejor esfuerzo para no llorar y sonar alegre- había muchos disfraces bonitos, pero el mío si les gustó.

- Que bueno, amorcito, me alegro- hizo una pausa para terminar de comer y agregó- ¿a qué hora llegó Jughead al final? ¿él de qué fue disfrazado?. Me imagino que se sacaron fotos, me gustaría poner una en un cuadro..

Al ver que no respondía me dijo: - hija, ¿sucede algo?.

Comencé a sollozar sin poderme contener. Quería una foto juntos, si supiera...

Mi Mamá se levantó de su asiento y se sentó a mi lado, yo apoyé mi rostro en su pecho y lloré más fuerte. No podía parar, Dios mío..

- Hija, tranquila- decía mamá- Tranquila. Shhh. Tranquila.

Me llevó un rato largo calmarme, y pude contarle una versión abreviada, y muy modificada dicho sea de paso, de la verdadera versión de los hechos.

- Le hice daño mamá. Lo herí...  si hubieses visto su rostro- mi voz salía entrecortada por el llanto.

- Oh Hija, ya se le va a pasar.  Ya verás que podrán hablar - me dijo suave mamá- y todo se solucionará. Quizás, hoy a la tarde puedes ir a su casa - continuó mamá mientras me acariciaba la espalda con ternura- para hablar de todo el asunto y así te sientes tranquila.

-¿Tu crees que querrá verme?- dije enjugándome las lágrimas.

-Seguro que si Hija, quizás él está esperando que te acerques a hablar- acomodó el cuello de mi camisa.

No había pensado en eso, era una muy buena idea. Sonreí por primera vez desde la noche de ayer y le dije a mamá: - gran idea, esta tarde le haré una visita.

Vuelta a la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora