Capítulo 74 (Jughead)

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Había hablado ese día por teléfono con Betty y no noté nada extraño. Si Archie ya hubiese ido con el chisme, seguramente otra habría sido su reacción.

Me senté en los escalones de los Carter (el matrimonio que nos rentaba el piso de arriba), y me puse a pensar mientras esperaba que Iván me pasase a buscar para ir a la pelea.

Mierda, era obvio que esto podría suceder en algún momento. No quería contarle a mi ángel toda la verdad con respecto a Rocky porque no quería asustarla, aparte que implicaría contarle el gran secreto que escondía y eso la destruiría.

Pero debía decirle, ahora lo entiendo, antes que se entere por otra boca. En el fondo sabía que ella lo entendería, le había dicho que ahora éramos uno, y que compartiríamos todo. Pero soy un cobarde, un miedoso; no quiero perderla, porque eso implicaría mi propia perdición. Sin embargo ella debía ser consciente de a quién amaba, y poder decidir por ella misma si mi secreto la asustaba o podía seguir adelante con el.

Igualmente odio con todo mi ser la mentira y ya no quiero seguir así. Todo este tema me agobia, me quita el sueño. Mañana sin falta la llamaré para contarle todo. Estaba decidido.

Suspiré y me froté la nuca.  Una sensación rara en mi estomago se instaló hace rato. Tengo un mal presentimiento, y no suelo fallar en esas cosas.

Me paré y comencé a caminar por la entrada, ida y vuelta, ida y vuelta. Tenía que calmarme, no podía desconcentrarme. Las peleas requerían de mi máxima concentración y esfuerzo, si no perdería y eso no podía suceder. No se a ciencia cierta cuáles serían las consecuencias, pero no serían buenas.

Me encontraba perdido en mis cavilaciones cuando llegó Iván que se hizo anunciar con un bocinazo. Levantó mi bolso y subí al auto.

-Hermano te ves fatal, ¿qué está pasando?- dijo Iván a modo de saludo.

-He tenido un par de malas noches y para colmo de males, un mal presentimiento Iván.

- ¿Sobre esta noche?

- Si. Si por mi fuera hoy no pelearía, pero sabes que eso no puede suceder- dije mirando el paisaje que pasaba borroso por la ventanilla.

- Vamos Hermano, anímate- me dijo Iván palmeando mi rodilla- no pasará nada. Ganarás como siempre.

-Ojala así sea- respondí mirándolo.

Cuando llegamos a la arena de la pelea, nos apeamos del auto y nos dirigieron directo al vestuario. Allí,  hice el calentamiento con una bolsa de boxeo primero, y luego con Iván que lme servía de sparring.  Iván siempre atento a mis necesidades, me ayudó a vendrá mis manos y a prepararme para la inminente pelea.

-Buena suerte hermano- me dijo poniendo una mano en mi hombro y mirándome a los ojos- la pelea es tuya.

Asintí con una sonrisa ladeada y salí a la arena porque ya clamaban mi nombre por los altosparlantes.

Al salir como siempre la gente me vitoreaba y aplaudía. Éste era uno de los momentos que más disfrutaba, por lo que siempre saludaba a mi publico. 

Al llegar a la arena comencé a saltar en el lugar para soltar mis nervios. 

Mientras en mi mente repetía como un mantra- todo saldrá bien, recuerda tu entrenamiento, todo estará bien, recuerda tu entrenamiento, todo saldrá bien, recuerda tu entrenamiento.

El contrincante fue anunciado y entró vestido con una campera que tenía capucha y que cubría su rostro, por lo que no pude verle la cara.

Lo único que pude notar es que era joven y que no era fornido, por lo que quizás sea ágil y veloz como yo.

Mierda, quizás mi presentimiento se haría realidad después de todo.

Mi contrincante caminó despacio hacia donde ya lo estaba esperando, sin levantar la vista en ningún momento. Sólo cuando estuvo en su lugar, el retador retiró la capucha de su rostro y me miró a la cara sonriendo de lado de forma macabra.

Mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que con quien debo pelear es Archie.

Vuelta a la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora