Capítulo 14 (Jughead)

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Me hallaba perdido entre sus brazos, jamás me había sentido de esta manera. 

Realmente era una maldita locura, sólo la conocía un poco, de manera superficial, al igual que ella a mí. Pero a pesar de eso, nuestros cuerpos encajaban como las piezas de un rompecabezas, era asombroso.

Con ella quería hacer todo bien: llevarla a una cita, comprarle flores o lo que sea que le gustase, ser su hombro para cuando lo necesitase, quería ser todo para mi Elizabeth .

Le di un último beso en los labios y dije: - Bets, quiero hacer las cosas bien. Conocerte bien y que me conozcas.

Betty, conmovida, puso una mano en mi mejilla y dijo: - Yo también quiero conocerte, saber todo de ti. Pero bajo este árbol, por muy bonito que sea, no podremos hablar mucho- y ambos nos reimos.

Ella tomó mi mano y con sorpresa recibí la siguiente invitación: - ven a mi casa. Mi mamá hizo una lasagna muy rica que no quiero comer sola. Ella llegará tarde del trabajo, podremos hablar tranquilos y conocernos mejor - me obsequió una sonrisa que le llegó hasta sus ojos enormes y expresivos.

-Betty Cooper, ¿me está invitando a una cita ? - respondí divertido.

- Así es señor Jones, ¿aceptará mi invitación?

Hice como si lo meditara y al cabo de unos momentos respondí: -con mucho gusto- y le sonreí sinceramente.

Que fácil que era reír cuando estaba con ella. Me moría de ganas por conocerla más, saber que la alegraba, que era lo que la ponía triste, qué libros leía, en qué cosas creía. 

También quería aprovechar para respirar su olor, que su aura pura e ingenua inunde mi alma y la purifique. Me prometí a mí mismo controlar mis impulsos hasta que la conociese mejor. Quería que sus besos sean la confirmación de que esto tendría un futuro y no un mero momento pasajero.

 Aunque tenía miedo de que ella me despreciara cuando le contase que mi padre estaba preso. Ciertamente, había cosas que jamás podría contarle como lo sucedido en estos 3 días que estuve fuera. La protegería de toda esa locura. Quería estar con ella, desesperadamente, pero no por eso le dejaría conocer esa faceta de mi vida. No podía luchar con esto que llevaba por dentro, pero si disimular, y si era necesario, por el resto de mi vida.

En lo que nos dirigíamos a casa de Betty, sentí una sensación extraña, como que estábamos siendo observados.

 Mientras ella abría la puerta de su casa, me volteé y vi que Archie miraba desde su ventana con el ceño fruncido. Lo que más me turbó, fue la mirada en su rostro, como una promesa silenciosa de todo lo que sufriría por estar con Betty.

Vuelta a la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora