𝖢apítulo 3.

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En la mañana, todos nos encontrábamos afuera, las chicas nos acomodamos en las gradas comiendo unas paletas de hielo y los chicos se sentaron al otro lado esperando a que llegara la profesora de deportes, iban a jugar y elegir a los equipos de fut.

—Oye, y tú por qué no juegas —Romi se dirigió a Daniel quien estaba sentado a su lado con la mirada perdida.

—No, es que mi religión me lo prohíbe —contestó y negué con la cabeza.

—¿Enserio? ¿Que religión eres? —siguió Romi y toqué su brazo.

—Romi, es una broma —musité y Daniel solo sonrió.

—Ya enserio... por qué no estás jugando, osea digo es muy raro que Candela deje salir a alguien... —Antonia fue interrumpida por Manuela que se levantó.

—¡No, es normal! Es súper normal, ¿verdad, Dani? Díselo porque no...

Machu pasó por un costado de Manuela y le chocó el hombro.

¿Ok?

Todos seguimos con la mirada a Machu, quien caminó hacia los chicos, pensamos que iba hacia Silverio pero se desvío a León.

—¡Aquí estoy! Perdonen la tardanza —la profa de Deportes apareció levantando su silbato.

—Aquí vamos.

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Entramos a la siguiente clase y como la profesora aún no llegaba aprovechamos para levantarnos y hacer desmadre.

—¡Andale, muñequita!

Me subí a la mesa con Pablo y ambos comenzamos a forcejear mientras los demás nos hacían burla.

En eso, la profe llegó y nos quedamos en silencio.

Silverio me ayudó a bajar y me senté a su lado, al otro costado estaba Claudio, lo saludé pero no me lo devolvió.

—No me diga que usted es la maestra —habló Silverio con un tono de burla.

—Sí, yo soy su maestra Isadora Granados, su maestra de ciencias de la vida y de la tierra, los voy a convertir en fanáticos guardianes de la ecología.

—Ay sí —se rió Machu.

—Sí bueno ahora se ríen y está bien, pero a final de año me dirán si esta clase cumplió con su objetivo o no.

—Mira, yo te voy adelantando de una vez que no creo que funcione conmigo ya que la escuela y yo, como que no, no nos llevamos mucho ¿sí me entiendes? —Silverio, otra vez.

—¿Como te llamas?

—Silverio.

—Silverio, a ver... —Isadora abrió su carpeta y empezó a leer— Ulises Reyes Moreno.

Ulises no contestó, todos lo miramos y estaba mirando como idiota a Antonia. Emilia le dió un codazo y fue cuando reaccionó.

—Presente.

Algunos nos reímos.

—¿Tú crees que sirva de algo las ciencias de la vida y de la tierra?

—No —respondió Ulises perdido haciéndonos reír de nuevo.

—Miren, comprender a este planeta es lo más importante que podemos hacer por nosotros y por nuestra supervivencia —habló Isadora.

—¿Estás bien? —susurré mirando de reojo a Claudio.

Él me miró y asintió, serio.

—¡Ay! Pero que drama, maestra, ¿acaso es teatro? —cuestionó Silverio.

Like || Claudio Meyer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora