Capítulo 26.

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En la mañana todos nos despertamos con la noticia de que Machu y León se escaparon de Like, sabíamos donde estaban pero no le contamos a los adultos, solamente a Soledad, quien se quedó más tranquila y dijo que les daría su espacio.

Terminé la primera clase del día y cuando di la vuelta en un pasillo, ví a Claudio, quise acercarme pero Kevin se adelantó.

—¡Eres un traidor! —gritó acercándose hasta quedar frente a él.

—¿Cómo? No te escucho —Claudio se quedó en su lugar, calmado.

—Que eres un traidor, cabrón, fuiste con Victoria a decirle todo lo que pasó con Antonia, eres peor de lo que mi papá me dijo de ti, nunca te voy a perdonar —escupió con odio.

—Me gustaría decirte lo mismo, pero mi papá nunca me habló de vos.

Uh...

Kevin lo empujó furioso y pasó por un lado mío, mirándome mal.

—Tarado —susurré y Claudio volteó a verme.

—¿Me lo dices a mí?

—No, a Kevin, es un tarado idiota —contesté llegando a su lado.

—Sí, lo es.

Ambos caminamos por el pasillo sin rumbo alguno, hablando sobre su familia y Kevin.

—Mamá está furiosa con Javier, le pidió el divorcio y lo corrió de la casa, la verdad es que me siento bien con eso, se lo merece... —contó sin detenerse—Es un manipulador, infeliz, mentiroso... le dijo a Kevin que yo lo despreciaba, y que no quería conocerlo, por eso me odia tanto.

No puedo creerlo.

Pensé que cuando aclaramos eso, podíamos llevarnos bien, pero... llegó Silverio a contarme lo de Tony —murmuró recordándolo.

Desvíe la mirada hacia otro lado.

—¿Vos... sabías?

Asentí lentamente.

—Sí, yo llegué al cuarto ese día y los ví.

Jodido imbécil.

—Se lo dijiste a Victoria, ¿verdad?

—Sí... y lamentablemente decidió darle otra oportunidad, vamos a seguir viéndole la cara de idiota.

Que coraje.

—Ya no hablemos más de él, me da coraje.

Pasamos por una de las salas de maestros notando la puerta abierta, iba a seguir caminando pero algo sobre la mesa llamó mi atención, así que entré al lugar con Claudio detrás mío.

—_____ no podemos estar acá —dijo pero lo ignoré.

Caminé hacia la mesa encontrando un montón de papeles y fotografías. Muchas fotografías. Pasé mi mirada por todas y tomé una, en ella estaba un Gabriel de algunos diecisiete años con el viejo uniforme de Like, a su lado sonreían otros tres chicos, Soledad, Luca, y al mirar a la última chica contuve la respiración.

Mi tía Elena.

Gabriel, Luca, Soledad y Estefanía, amigos por siempre —salí de mi pequeño trance al escuchar la voz de Claudio a un costado, con otra foto en su mano.

Estefanía...

El primer nombre de mi tía es ese.

Claro.

Desvíe mi mirada hacia las otras fotos y las tomé empezando a pasarlas rápidamente, sintiendo mi corazón acelerándose, la ví.

La mujer que me dió la vida, mamá, sonriendo con Gabriel a su lado.

—¿Que ocurre? —preguntó Claudio dejando las demás fotos en la mesa.

—Es mi mamá —dije con la voz apenas audible.

—No jodas.

Observé la última foto, Gabriel cargando a una recién nacida.

A mí.

La foto era casi igual a la que yo tenía con mi papá recortado.

—Esta soy yo —musité señalando a la bebé.

—Entonces Gabriel...

—Aún así hice la prueba y me lo volvió a confirmar, ¡ya sabía que lo es, Sole! La encontré... después de tantos años —escuchamos la voz de nuestro profesor en el pasillo.

Claudio me tomó de la mano, solté las fotos y nos escondimos dentro del baño.

—Estoy tan feliz por ti, Gabriel —dijo Soledad.

—¡Todo este tiempo estuvo cerca de mí! —exclamó Gabriel.

Escuchamos que entraron a la sala, cerraron la puerta y movieron un par de sillas.

La cabeza me daba vueltas...

¿Qué hay de Julieta? ¿Elena te dijo donde está?

—Julieta está en España... con otro —respondió Gabriel.

Por un momento dejé de escucharlo todo, mi mente se llenó de mil preguntas.

—______ es un ser maravilloso... es inteligente, talentosa, es buena, muy amable... ¡y es mi hija, Sole, es mi hija! Mi niña —dijo un contento Gabriel.

Al escucharlo decir todo aquello, me llevé las manos a la boca y mi corazón volvió a latir aceleradamente, la palabra hija comenzó a resonar una y otra vez en mi mente como un eco. La mano de Claudio tomó la mía y fue cuando reaccioné por un instante, abrí la puerta del baño sin pensarlo y salí llamando la atención de Gabriel y Sole.

Ellos estaban sentados juntos frente a la mesa, al vernos, se pusieron de pie y sus expresiones cambiaron completamente.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y mi mirada se cruzó con la de Gabriel, hubo silencio por unos cuantos segundos.

—Tú... —intenté hablar pero no pude hacerlo, sentí las primeras lágrimas resbálandose por mis mejillas.

Eres mi papá.

—_____...

Gabriel dió unos pasos hacia mí, su sonrisa poco a poco se desvaneció y sus ojos se cristalizaron, no lo soporté más,  y no lo soporté más, salí corriendo de la sala sintiéndome abrumada.

—¡_____!

Claudio salió detrás de mí, llamándome una y otra vez pero no me detuve, Antonia y Ulises se atravesaron en su camino y lo detuvieron, mientras yo...

Tengo que escapar.

Necesito encontrar un lugar donde pueda estar sola, y pueda procesar todo lo que acaba de pasar.

Claudio.

—¡Claudio!

Antonia y Ulises se atravesaron en mi camino y no pude seguir corriendo detrás de _____, la perdí de vista y suspiré.

Maldita sea.

—¡¿Qué?!

—Ulises y yo tenemos que hablar contigo —empezó a decir Antonia.

—¿Sí? Pues más tarde o otro día lo hablamos, ahora tengo que estar con...

—¡Es importante, Claudio! —me interrumpió Tony.

Me pasé las manos por el cabello y no me quedó de otra más que escuchar lo que me tenían que decir.

—Bueno, ¿qué esperan?

Like || Claudio Meyer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora