Capítulo 43.

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Luego de una hora, Gabriel nos dijo que podíamos descansar y salió a comprar comida, todos nos sentamos en la sala a esperarlo.

—¿Qué onda con Gabriel? ¡le dije que pidiera la comida desde el celular! Ya se tardó años y tengo hambre.

—Todos tenemos hambre Silverio, deja de llorar —dije sentada a su lado.

—Imagínense que traiga unas ensaladas frescas...

—¡Ya llegó!

—Perdón, perdón ya llegué, aquí está la comida.

Gabriel puso dos bolsas sobre la mesa y sacó las tortillas, lata de chiles, nopales y unos aguacates. No me gustaban tanto pero tenía hambre, Eduarda llegó a la sala y trajo agua de limón para todos.

—¡Gracias Lalita!

—Lala, los consientes mucho, yo nada más les traje agua.

—Bueno, ¿como no los voy a consentir? Si les estoy muy agradecida, mira mi casa, está quedando perfecta —dijo Lalita al borde de las lágrimas, Gabriel se acercó y la abrazó por la espalda.

—Los que tienen que estar agradecidos son ellos porque tú te echaste la culpa para que no les hicieran nada, además chicos, siéntanse muy afortunados porque ustedes tienen todo en la vida, y tienen que aprender a hacer este tipo de cosas, ayudar a la gente, y no solamente con dinero eh.

—Lala, ¿vos estás feliz?

—Mucho, mijo, mucho.

—Entonces si vos estas feliz nosotros estamos felices —Claudio se levantó y fue a darle un abrazo.

—Y Lala, yo te quería decir una cosa, bueno... todos nosotros, perdón, perdón a nombre de todos nosotros pues por hacer lo de la fiesta, y muchas gracias —sonrió Tony.

—Gracias, Lalita, gracias por echarte la culpa una vez más —dijo Ulises.

—¿Una vez más? ¿Por qué, piensan hacerlo más?

—Lo digo por mi parte porque en la cafe nos atiendes súper rico, eh.

—¡Ay, sí! —susupiró Silverio—Lalita, muchas gracias, porque Gabriel de cocinero uff... me muero de hambre.

Dijo haciéndonos reír.

—Gracias siempre, de verdad —agradeció Keiko.

—¡Aww, Keiko! Que linda.

Todos nos levantamos y rodeamos a Lala, abrazándola.

—¡Lala, te queremos!

—¡Lala, Lala, Lala, Lala!

UNA HORA DESPUÉS.

Regresamos a Like junto con Lalita y Matilde, estuvimos unos minutos en la cafetería y después nos despedimos porque teníamos tareas y otras cosas que hacer. Claudio me acompañó hasta la puerta de mi cuarto.

—Entonces, ¿nos vemos en la noche?

—Nos vemos en la noche —asentí besando su mejilla.

Claudio sonrió y se fue, yo entré al cuarto y busqué otra ropa, cuando la encontré me encaminé hacia el baño.

Abrí la puerta y apenas entré alguien la cerró por mí, me agarró por detrás y quise gritar, me lo impidió tapándome la boca. Intenté soltarme pero me atrapó con más fuerza.

—Estoy muy enojado contigo —susurró Christian en mi oído.

¿Me importa?

Él me soltó y me di la vuelta rápidamente, dando varios pasos hacia atrás.

Like || Claudio Meyer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora